sábado, 19 de marzo de 2011

La mujer de treinta años


¿No abundan los hombres cuya profunda nulidad constituye un secreto para la mayor parte de las personas que los conocen? Un alto rango, un ilustre nacimiento, importantes funciones, cierto barniz de cortesía, una gran reserva en la conducta, o el prestigio de una fortuna son, para ellos, como unos guardias que impiden a los críticos penetrar hasta lo más íntimo de su existencia. Estas personas se parecen a los reyes, cuya verdadera dimensión, el carácter y las costumbres no pueden ser nunca conocidos del todo ni justamente apreciados, porque sólo cabe verlos o excesivamente cerca o demasiado lejos. Estos personajes de mérito ficticio interrogan en vez de hablar, poseen el arte de hacer salir a los demás a escena sin tener que exhibirse ellos mismos; luego, con feliz habilidad, tiran a cada uno del hilo de sus pasiones o de sus intereses y de este modo se burlan de los hombres que les son realmente superiores, los convierten en marionetas y los creen pequeños por haberlos rebajado hasta su propio nivel. Alcanzan entonces el triunfo natural de un pensamiento mezquino, pero fijo, sobre la movilidad de las grandes ideas. Así, para juzgar a esas cabezas vacías, y pesar sus valores negativos, el observador debe poseer una inteligencia más sutil que superior, más paciencia que alcance en la vista, más tacto que elevación y grandeza en las ideas. 


Pero no les resulta tan fácil engañar a sus mujeres. Como demuestra la protagonista de esta novela, arrepintiéndose de haberse casado con un hombre incapaz de comprender sus sentimientos y de progresar, algo que su padre ya había vaticinado tiempo atrás; pero desoyó sus consejos y se arrojó a los brazos de ese apuesto oficial, que pronto sería para ella un pozo resbaladizo del que no se puede escapar. Atada a él por un hijo y estrangulada por la alta sociedad decadente y superficial. Todo narrado con una prosa digna de admiración a la altura de su autor, Balzac. Una lectura que a pesar de sus pasajes notables, adolece de estar levemente escindida, porque al principio estaba compuesta por seis relatos independientes con protagonistas diferentes, que se juntaron para crear la novela, formando cada uno de ellos un capítulo. Por eso, La mujer de treinta años puede dejar en los lectores cierta sensación de incoherencia, aunque los relatos sean en realidad la vida de la misma mujer, disimulada con nombres distintos. Una de las interpretaciones -que yo no comparto en su totalidad- de la novela, es que el autor ha retratado de manera machista la incapacidad de una mujer para madurar y las consecuentes crisis. ¿Miedo a envejecer unido a un anhelo irracional de tiempos pasados en los que el romance aún latía con fuerza?, ¿Arrepentimiento por casarse con la persona inadecuada? ¿O un poco de ambas cosas tal vez? Júzguenlo ustedes.

8 comentarios:

  1. Has hecho un post muy bueno, me han entrado ganas de leer la novela. No he leido nada de Balzac.

    ResponderEliminar
  2. Hola Odiealex, es posible que no encuentres esta novela porque al parecer está descatalogada, al menos en las librerías que he visto por la red.
    De todas maneras Balzac tiene mejores libros, "Las ilusiones perdidas" por ejemplo.

    ResponderEliminar
  3. No tenía noticias de este libro, el título es muy interesante,je, je y seguramente el contenido responderá a la mentalidad de la época. Gracias por la reseña y un saludo.

    ResponderEliminar
  4. Pues no la conocía. Creo que se la podré recomendar a ciertas personas que conozco.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Pues a mí también me han entrado ganas de leerla... si bien dices que está descatalogada, espero que pronto la reedite otro sello. Después de todo, hay varias editoriales para las que los clásicos siguen siendo un fichaje seguro. Habrá que esperar...

    ResponderEliminar
  6. Antonio. No es de los más conocidos del autor, pero merece la pena. Tiene pasajes muy buenos como el que puse en la reseña.

    Randall. Cuidado con recomendarla porque no es fácil de conseguir, al menos de momento. En una librería me dijeron que estaba descatalogada y por la red no encontré algún sitio que la tuviese; aunque a lo mejor no busqué bien.

    Lobo. La última edición creo que es de 1996, -editorial Sirmio-, desconozco si ha sido reeditada por otra editorial; pero encontrar la del 96 es complicado. A ver si otro sello se atreve con ella. También puedes probar suerte en las librerías de viejo, ahí sí que puede que la tengan, y barata.

    ResponderEliminar
  7. El segundo capítulo, donde conversa con el cura, alcanza momentos magistrales. El peso de las costumbres, la rigurosidad de las leyes, lo incoherente del matrimonio, la maternidad sin amor, dan lugar a la emoción y a una reflexión profunda.("Sufrimientos desconocidos").

    ResponderEliminar
  8. El segundo capítulo, donde conversa con el cura, alcanza momentos magistrales. El peso de las costumbres, la rigurosidad de las leyes, lo incoherente del matrimonio, la maternidad sin amor, dan lugar a la emoción y a una reflexión profunda.("Sufrimientos desconocidos").

    ResponderEliminar