martes, 25 de septiembre de 2012

Dos años de «La vieja calle del panadero»


Me hubiese gustado publicar esta entrada en el mes anterior, cuando el blog cumplió dos años; pero no pudo ser. Sin embargo, más vale tarde que nunca.

Aún no sé cuándo llegará el final de este blog, pero de momento, si no se tuercen las cosas, le queda vida suficiente para unas cuantas entradas más. Que el ritmo haya decaído un poco no debería preocuparle a nadie. De todas formas, el día que decida irme me despediré con una entrada, no dejaré esto abandonado como un pueblo fantasma.

Tengo pensado escribir más artículos de opinión —por ejemplo, sobre las creencias, porque aunque dije alguna vez que soy agnóstico, a secas, eso más bien es como no decir nada—, y en octubre, el mes de Halloween, recomendaré películas de terror.

Un saludo a todos los que me leen.

martes, 18 de septiembre de 2012

Deus Ex

Resumir en pocas palabras la grandiosidad
de este juego, es imposible
Aún recuerdo el artículo de la revista que me dio a conocer este juego. Lo leí hace una década —más o menos—, y en él se decía que Deus Ex era detallista, muy detallista; pero, a pesar de ello, no perdonaron sus gráficos mediocres. Eso se vio reflejado en la puntuación final..., unos pobres setenta puntos sobre cien. Aunque era una novedad de la PlayStation 2, no ocupaba una de las primeras páginas; estaba hacia el final, donde se hablaba de juegos que no solían interesarle a la mayoría. Yo no tenía internet en aquella época, ni siquiera sabía que se trataba de un juego que se estrenó primero en PC; así que el artículo fue mi única fuente de información. Por suerte no le hice caso, y cuando vi un ejemplar en la tienda no pude resistir la tentación de adquirirlo. Fue una decisión acertada: hoy es fácil ver a Deus Ex entre las listas de los mejores juegos de la historia.

Si, por ejemplo, entramos en un aseo, el
espejo mostrará nuestra imagen, los grifos
podrán expulsar agua, el retrete hará su
ruido característico... 

En un par de ocasiones me preguntaron por qué se le da tanta importancia a un título antediluviano como éste. Soy consciente de que su apariencia es pobre, pero basta darle una oportunidad para darse cuenta de que va más allá de lo que suele ofrecer el mercado.

Deus Ex está vestido con estética cyberpunk, y la trama transcurre en un futuro distópico donde la enfermedad y las drogas erosionan a la población. El jugador es uno de los agentes del grupo antiterrorista «UNATCO» —coalición antiterrorista de las naciones unidas—. Para poder luchar eficazmente contra los insurrectos, la corporación ha aumentado las habilidades del agente con nanotecnología; por lo tanto, tendremos la posibilidad de ir consiguiendo diferentes  habilidades sobrehumanas. La primera que la agencia nos enseña a usar es de las más útiles: visión aumentada para los lugares oscuros, es decir, nuestros ojos se convierten en dos linternas.

Éstas son las habilidades sobrehumanas,
las cuales se usan con los botones «F»
Dichas habilidades se mejoran a gusto del jugador a medida que se encuentran los objetos necesarios; además de ellas también hay aptitudes que mejoran con experiencia: medicina, electrónica, natación, informática, armas... Cada una tiene cuatro niveles: inexperto, capacitado, avanzado y experto. Es necesario subirlas de nivel con cuidado, porque no habrá suficientes puntos. Si andamos escasos de dinero, un nivel en informática para hackear cajeros automáticos no viene mal; pero quizá nos hubiese venido mejor un poco de electrónica para desconectar sistemas de seguridad. Todo depende de cómo sea tu estilo de juego. A mí me gusta buscar posiciones elevadas y disparar con un rifle de francotirador, por eso siempre gasto puntos en aumentar la aptitud correspondiente. Como habréis deducido, las misiones pueden lograrse de distintas maneras: esquivando a los enemigos y eliminando sólo a los imprescindibles; acuchillando por detrás a todo ser vivo...

Los robots de seguridad son el enemigo más temible,
a menos, claro, que se tenga un lanzamisiles a mano
El número de diálogos es enorme, y están traducidos al castellano con corrección —veréis alguna que otra falta; nada serio—. Incluso cuando estéis solos habrá que leer texto, porque un implante en la cabeza os permitirá recibir mensajes de UNATCO mientras pensáis si es necesario volarle la cabeza al terrorista de turno.

Durante las misiones es fácil toparse con humanos entecos afectados por «la muerte gris», o el hambre; no conviene subestimarlos, porque nunca se sabe quién puede poseer información relevante. Suele ocurrir, al entablar conversaciones con ellos, que se nos ofrezcan diferentes frases para escoger una respuesta, como en una aventura gráfica. Por supuesto, se trata de algo opcional, ya que hay libertad para obrar como uno quiera.

El inventario no es muy grande, y es fácil
acumular objetos inservibles
Como la munición escasea, es necesario ahorrar cada disparo, principalmente los del armamento pesado. Por si fuese poco, esos malditos terroristas aguantan lo suyo: un disparo de escopeta a bocajarro no es suficiente. Tal vez la debilidad de las armas sea el único aspecto conflictivo del juego. Menos mal que un disparo preciso en la cabeza significa la muerte en la mayoría de los casos. Yo uso la miniballesta de dardos tranquilizantes en las distancias cortas, la parte negativa es que los enemigos tardan varios segundos en quedarse inconscientes; la positiva, que sólo ocupa una casilla en el inventario. Hay que tener en cuenta el espacio que ocupa cada arma, porque ciertas municiones son más difíciles de hallar que otras.

La música cumple con su función de ambientar, y el tema principal es de esos que se recuerdan durante bastante tiempo.

Aquel artículo del que hablaba al principio le dio unos setenta puntos... yo le habría dado más de noventa y cinco. Deus Ex todavía es un juego perfectamente jugable y rejugable. Si nunca lo habéis probado, no sé a qué estáis esperando.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El prisionero de Zenda

El ilustre prisionero espera su destino
Aventura, honor, lucha, intriga, romance, heroísmo, maldad, celos... El prisionero de Zenda, como cualquier novela de capa y espada que se precie, contiene en sus páginas todo lo anterior.

Rudolf Rassendyll es un noble adinerado que, aburrido de su vida en Inglaterra, decide tomarse unas vacaciones en Ruritania. Allí descubrirá que su físico es extremadamente parecido al del rey —podrían pasar por gemelos—, y se meterá de lleno en un brete debido a ello: cuando el monarca es secuestrado por su propio hermano, Michael el Negro, Rudolf tiene que sustituirlo si no quiere que el reino se venga abajo. La situación es grave, pero no termina ahí, porque no basta con actuar, también hay que escoger el momento más propicio para un complejo rescate. La perfidia del hermano sólo puede terminar con la muerte de uno de ellos... o de ambos.

Este título es uno de esos clásicos
cuya lectura siempre es fresca y
recomendable
Las escenas son notables, y quedarán fijas en la memoria del lector durante un tiempo. Anthony Hope, consciente de ello, hará un breve recordatorio de las mismas antes de llegar al final; incluso comentará algo sobre la «casualidad» que le sirve a Rudolf para escapar de un aprieto peligroso. Todo sea para enlazar las emocionantes luchas, incursiones e intrigas con la mayor rapidez posible. Las escasas doscientas páginas vibran con el estruendo de los disparos y el entrechocar de las espadas.

Entre villanos carismáticos y damas en apuros, Rudolf, paradigma de cómo debe ser un gentil caballero inglés, deberá hacer frente al peor de los enemigos: la tentación de quedarse con el reino y casarse con la princesa. ¿Quién no caería en ella? Se trata de una lucha interna que dota al protagonista de humanidad, algo que ciertos héroes clásicos, encajados por completo en el bando del bien, no poseen. ¿Conseguirá Rudolf dejar a un lado esa tentación y salvar al rey?

El cine ha hecho numerosas versiones
Es posible que el inicio resulte un poco brusco debido a que empieza directamente con un diálogo; pero la trama es tan sencilla que es difícil perderse. Opino que El prisionero de Zenda es una lectura apta para jóvenes y adultos. Enseña que el honor está por encima de la vileza, que los problemas deben afrontarse sin temor y que aun en el fracaso existe la dignidad. Lecciones fáciles de olvidar, por desgracia. 

A veces es reconfortante visitar una vez más las novelas clásicas de aventuras. Hay en la nota previa de mi edición, escrita por Luis Alberto de Cuenca, una parte interesante que dejaré aquí: «Henry James se quejaba del escaso realismo de las novelas de Stevenson: "Yo he sido también niño y nunca se me pasó por la cabeza ir a buscar un tesoro escondido". A lo que Stevenson respondió: "Si usted nunca ha buscado un tesoro escondido es que nunca ha sido un niño"».

Y es que Stevenson —Tusitala, para los amigos—, al igual que Hope, conocía el verdadero significado de la palabra «aventura».