Diálogo entre el capitán Jean-Luc Picard y el científico Bruce Maddox en «La medida de un hombre». Star Trek.
Empieza Picard.
—Oficial, usted sostiene que el oficial Data no es un ser sensible, y que no le corresponden todos los derechos reservados a todas las formas de vida dentro de esta federación.
—Data no es sensible, no.
—Oficial, ¿querría informarnos?, ¿qué hace falta para tener sensibilidad?
—Inteligencia, conocimiento de uno mismo, conciencia...
—Demuestre al tribunal que yo soy sensible.
—Esto es absurdo, todos sabemos que usted lo es.
—¿Así que yo soy sensible, pero el oficial Data no?
—Exacto.
—Ajá..., ¿por qué? ¿Por qué yo soy sensible?
—Pues se conoce a sí mismo.
—Ése es su segundo criterio. Ocupémonos del primero: la inteligencia. ¿El oficial Data es inteligente?
—Sí, tiene capacidad para comprender, para aprender y enfrentarse a nuevas situaciones.
—¿Como esta vista?
—Sí.
—Y el «conocimiento de uno mismo», ¿qué significa eso?, ¿por qué yo me conozco a mí mismo?
—Porque usted es consciente de su existencia y de sus acciones; es consciente de usted y de su propio yo.
—Oficial Data, ¿qué está haciendo ahora?
—Estoy tomando parte en una vista legal para definir mis derechos y situación. ¿Soy una persona o una propiedad?
—¿Y qué está en juego?
—Mi derecho a elegir. Quizá mi propia vida.
—Mis derechos, mi situación, mi derecho a elegir... Quizá mi vida. Pues... a mí me parece razonablemente consciente de sí mismo. ¿Oficial?
—(Suspiro).
—Estoy esperando.
—Esto... es... extremadamente difícil.
—¿Le gusta el oficial Data?
—¿Yo?, no lo conozco lo suficiente como para que me guste o me disguste.
—¿Pero usted le admira?
—¡Oh!, sí, eso es una extraordinaria ingeniería...
—Ingeniería y programación, sí, eso ya lo ha dicho. Oficial, ¿usted ha dedicado su vida al estudio de la cibernética en general?
—Sí.
—¿Y del oficial Data en particular?
—Sí.
—¿Y ahora usted se propone desmontarlo?
—Para que yo pueda aprender de él y construir más.
—¿Cuántos más?
—Tantos como se necesiten. Cientos, miles si es necesario... No hay ningún límite.
—Un solo Data es una curiosidad, oficial, incluso una maravilla; pero miles de Datas... ¿No sería eso ya una raza? ¿Y no seremos juzgados por cómo tratemos a esa raza? Y ahora dígame, oficial, ¿qué es Data?
—No comprendo.
—¡Qué es él!
—¡Una máquina!
—¡¿Lo es?! ¡¿Está usted seguro?!
—¡Sí!
—Ya reúne dos de sus criterios de sensibilidad, ¿y si reúne un tercero?, conciencia incluso en el menor grado, ¿qué será entonces? Yo no lo sé. ¿Y usted?