Las luces multicolores de la feria se agitaban acompañadas del ruido ensordecedor proveniente de las atracciones, un espectáculo dantesco, anegado de multitudes sonrientes que bloqueaban el paso allí por donde se caminase. Máscaras, peluches, gritos, petardos... una confabulación irritante que hincaba sus colmillos en mi cerebro dolorido. Me encontré con una posible salvación, la casa de los fantasmas, el único lugar en el que no se aglomeraba el gentío; tenía aspecto victoriano, eso me agradó. Pero había que montarse en unas diminutas vagonetas ridículas salpicadas de un llamativo azul eléctrico. A pesar de ello, le compré un boleto amarillento al singular feriante de la ventanilla, singular... porque era desdentado, tuerto, manco y tenía la faz tatuada con símbolos religiosos; el clásico tipo que saldría al comienzo de una película barata de terror. Me olvidé rápidamente de ese aspecto desabrido que se había quedado clavado en mis retinas, porque lo que venía a continuación era peor, o absurdo, más bien. Un payaso. El encargado de recoger los boletos era un payaso risueño que se parecía al de McDonald´s, desconozco qué pretendían con ese disfraz, pero era una bofetada al trasfondo que toda atracción de miedo debería poseer. Si al menos fuese como Pennywise* sería pasable. Sentí alivio cuando su flor amarilla no me escupió agua al acercarme, pues hizo un amago sospechoso y por un momento pensé que lo haría. Al introducirme en el vehículo, reparé en que justo detrás de mí, subidas en otro, iban a seguirme de cerca dos chicas jóvenes, las cuales chillaron aun antes de recorrer los pasillos ferroviarios del horror, asustadas por el traqueteo que indicaba el comienzo del viaje.
Ni siquiera allí me libraría del ruido, de todas formas pensé que podría relajarme un poco y distraerme. Unas gruesas y sucias tiras de goma que separaban el mundo exterior del interior de la "mansión" me golpearon en la cabeza, la vagoneta comenzó entonces un viaje a través de un angosto pasillo negruzco en el que aparentemente no había nada, hasta que a mi derecha se abrió una puerta oculta mostrando a un perturbado balbuceante con el rostro maquillado, me recordó al batería de Kiss; pero sus intenciones macabras de asustarme fueron inútiles. Le saludé con la mano y le pregunté si se encontraba bien, porque el trabajo de actor en aquel lugar debía ser muy estresante; sin embargo, él continuó con lo suyo, ignorándome hasta que desapareció de mi vista. Menudo desconsiderado. Las chicas que iban detrás me taladraron los oídos con sus gritos, al parecer con ellas sí que tuvo éxito. Lo que vino después me molestó sobremanera, arañas de goma, muñecos brillantes, tubos que escupían vapor y una actriz que imitaba pobremente a la protagonista de El exorcista; ¿tendría problemas con la sociedad general de autores? Cuando salí de allí, escapé de la feria campo a través. No descansé hasta que los ruidos infernales se mitigaron. Horas después, comprendí por qué no me habían asustado esa fruslerías mientras recorría las calles de Silent Hill en mi ordenador. Cómo cambian los tiempos. Y cómo van perdiendo la magia aquellos lugares que otrora eran contemplados con una mirada candorosa.
No sé qué es, pero intimida más que el batería de Kiss |
*Payaso de IT, novela de King.
Con la edad lo que antes nos producía terror antes ahora puede no hacernos efecto... Por cierto, IT si que daba miedo...
ResponderEliminarLo mejor de IT era el desenlace final, cuando descubrías que en realidad era...
ResponderEliminarDebo tener cuidado con los "spoilers" xD.
Me pregunto si esos túneles y casas del terror nos asustarían más si no hubiésemos experimentado tantas sensaciones a través de los videojuegos, películas e incluso novelas de terror...
ResponderEliminarLobo, sí que nos asustarían más, ya ves que el cine, los videojuegos y hasta las novelas banalizan la violencia haciéndonos más insensibles a la misma.
ResponderEliminarEn las primeras películas de terror, bastaban unos pasos que resonasen en un pasillo para asustar a la gente. Hoy, tenemos filmes como Saw -a esos ya les vale, siempre con la misma fórmula- y otros más "cómicos" como Braindead, una gran película de Peter Jackson.
Por otra parte, creo que a estas alturas, un videojuego de terror, supera a cualquier película de terror, porque te sumerges más en él.
Un saludo a ti y a Odiealex, gracias por visitar de nuevo mi calle ;)
En el cine el género de Terror ya está tan masticado que encontrar algo que merezca la pena es imposible.
ResponderEliminarEn el mundo de los videojuegos la cosa es diferente pero me da la sensación de que en los últimos tiempos la cosa se está viciando también.
Un saludo.
Hola Randall, sí que está masticado, se echan de menos los 80, cuando había mucho material para escoger. Freddy, Chucky -las últimas películas del muñeco han destruido al personaje-, Jason, las adaptaciones de los bet sellers de King...
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