jueves, 22 de septiembre de 2011

Leo, luego escribo


Hace unos días leí por curiosidad uno de esos artículos que dan consejos a los irresolutos escritores noveles. Normalmente suelen decir lo mismo: leer antes de escribir. Parece obvio, ¿os imagináis, por ejemplo, a un director de cine que nunca haya visto una película? Empero, el autor del artículo del que hablo afirma que no es necesario haber leído para escribir, pues: «a escribir se aprende escribiendo». No le falta razón, porque la práctica hace al maestro; aun así, al menos desde mi punto de vista, hacen falta unos conocimientos previos que permitan desarrollar la creatividad. Crear con menos herramientas, o sin ellas, siempre será más difícil que hacerlo con el equipo completo, el cual se consigue cuando el escritor se convierte en un auténtico cazador de libros.

Los clásicos dan recursos y vocabulario, pero hay que tener siempre presente que, a pesar de su genialidad, pertenecen a un tiempo pasado, donde el estilo y el ritmo eran diferentes a lo que se puede leer ahora. De ahí la conveniencia de la lectura contemporánea, porque con ella se adquiere fluidez; no se debe desdeñar ningún estilo o autor aunque soplen vientos desfavorables. Por supuesto, antes de iniciar la construcción de un libro, sería más que aconsejable revisar a los clásicos escritos en español, ya que las obras foráneas suelen tener errores de traducción que el incauto puede heredar; además, hay una cantidad ingente de autores entre los que escoger. Se puede narrar sin haber respirado la prosa de los maestros, pero el resultado será inferior salvo en algunas excepciones, pues aunque los genios existen..., no abundan.

Al placer de leer debe sumarse el del aprendizaje. En cada libro un autor deja una pequeña parte de sí mismo; a eso le llaman estilo, yo personalidad. Si únicamente nos influencia un autor, seremos clones; es necesario viajar por la imaginación de muchos para tener voz propia, y aportar unas líneas insignificantes al grandioso legado de los que nos han precedido. Por si fuese poco, algunos géneros, en ocasiones denostados injustamente, requieren conocimientos extras, como la novela histórica. Luego entramos en el delicado terreno de la ortografía, donde es menester andar con cuidado, porque existe una discrepancia brutal: unos opinan que no es importante, ya que el verdadero mérito se halla en la trama; otros dicen que hoy se valora más el cómo se narra una historia.

Yo no me metería en esa discusión por un motivo bastante simple: habitualmente los editores no leen los originales en cuanto ven faltas. Podrá ser injusto o no, pero es la realidad. De manera que ser literato no basta, hay que añadir un buen dominio del idioma escrito. Un lector consumado usará sin problemas las figuras literarias de la mejor manera posible, es decir, por instinto; de otra manera pueden quedar artificiales y no encajar bien con el texto. Limitarse a aprender qué es una anáfora no sirve; es mejor leerla en una novela y permitir que entre en el subconsciente, luego, a la hora de escribir, ya saldrá cuando tenga que hacerlo. Hay escritores que usan estos recursos a la perfección sin conocerlos... porque han leído, debido a ello no estoy de acuerdo con el artículo.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Dos pájaros de un tiro

¿Tienes hora? —dijo el anacronismo

Con esta entrada voy a aclarar un par de cosas. Había pensado en hacer una crítica de la nueva película de Conan —que al final no resultó ser un remake—, pero se ha dicho tanto en tan poco tiempo de ese filme, que prefiero hacerme a un lado y dejar las cosas como están. ¿Para qué echar más leña al fuego? Creo que a estas alturas cualquiera sabe cuál ha sido el resultado final de esa producción. Yo imaginaba que no sería una buena película, pero no pensé que terminaría siendo analizada en «cinecutre»...

Los relatos cortos de Una semana entre zombis están parados porque las ganas de continuarlos se han esfumado, y escribir sin ganas es sinónimo de crear algo que no merece la pena. Eso no quiere decir que los haya abandonado definitivamente, ya que el día menos pensado los retomaré. También influye el que esté enfrascado en otros proyectos y les dé más prioridad. Una semana entre zombis carece de trascendencia, porque su único objetivo es entretenerme yo y a los que se pasen por aquí. 

Un saludo a todos y pasen un buen fin de semana.

Un cuento de terror


Alberto Laiseca narra El extraño —también traducido como El intruso—. Es el cuento de Lovecraft que inspiró a los creadores de Amnesia: The Dark Descent.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

El coronel no tiene quien le escriba


El coronel no tiene quien le escriba es una novela sencilla, corta, lineal y sin pretensiones. Gabriel García Márquez reconoció tras escribirla que se trataba de su obra más simple hasta la fecha. Lo cierto es que esta novela carece de los rasgos más conocidos del autor: realismo mágico, saltos en la trama... Pero no está exenta de simbolismo y crítica. Un coronel veterano de la «última guerra civil» es olvidado por su país y no recibe su pensión, debido a ello, vive en la indigencia junto a su mujer asmática y un gallo de pelea que perteneció a su hijo muerto. Para sobrevivir, ha ido vendiendo todo lo que había en su casa paupérrima menos el gallo, porque tiene la esperanza de que gane un combate importante que se celebrará en unas semanas; sin embargo, alcanzar la fecha señalada será un reto, ya que no disponen de dinero y deben alimentar al animal. Una lectura somera de la novela bastará para ver el mensaje más obvio: el clásico ex militar que, a pesar de jugarse el pellejo en la guerra, es condenado al ostracismo de la indiferencia.

El coronel espera año tras año la anhelada carta con el otorgamiento de su pensión; mas no llega, y su firme esperanza es pisoteada reiteradamente. El lenguaje que se usa a lo largo de la novela es sobrio, reforzando así el adecuado final peculiar. Aunque es un buen libro del que se suelen hacer análisis exhaustivos, creo que el nombre del autor de «Cien años de soledad» pesa demasiado, y hay múltiples sobrevaloraciones pululando por ahí. A pesar de ello es innegable su posible significado político, porque el gallo podría encarnar perfectamente la determinación del sector popular, su paciente espera para luchar contra una fuerza oligárquica. El coronel no tiene quien le escriba es, por lo tanto, un drama escueto y emotivo. Como la lectura de sus aproximadamente cien páginas puede resultar breve, es aconsejable buscarlo en la biblioteca, y si no se encuentra, comprar la edición más barata posible.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Las extrañas aventuras de Solomon Kane

Los relatos de Solomon se suelen
vender recopilados en un único
volumen
A Robert E. Howard se le conoce como el creador del archiconocido e inmortal Conan. Quizá Solomon no sea un personaje tan egregio, pero sus relatos están repletos de imaginación, misterio y épica; todo encuadrado dentro de un mundo convulso en el que tanto el bien como el mal están bien definidos, pugnando entre ellos por el control. Solomon, descrito como un hombre alto, enjuto, de rostro pálido y con un austero atuendo puritano; trae ciertas reminiscencias a La Sombra, nombre conocido entre los amantes del pulp. Ambos forman parte de los clásicos héroes oscuros y solitarios que se enfrentan a la corrupción allí donde otros no se atreven. Aquí no se deja ver tanto la ambigüedad presente en las historias de Moorcock: Solomon es una herramienta del bien que no flaqueará a la hora de plantarse ante las criaturas más horribles, inicuas y extravagantes; algunas de ellas lovecraftianas.

Originalmente, las aventuras de Kane
fueron publicadas en la mítica
revista Weird Tales

La prosa de Howard posee los suficientes recursos y fluidez; aunque el número de palabras a la hora de describir es escaso, usa un vocabulario rico y están muy bien escogidas, creando imágenes muy completas. Los relatos no se hallan exentos de interesantes trucos narrativos, como, por ejemplo, ofrecerle al lector una representación engañosa de algo vivo con el objeto de despistarle hasta que se desvele su aspecto original. La acción suele desarrollarse en lugares salvajes; ora en un páramo exánime, ora en un bosque umbrío... Entre ellos, Howard presenta una África fantástica donde la brujería cruel se manifiesta en la oscuridad y dioses negros satisfacen su sed de sangre. Una curiosidad: la moda de lo políticamente correcto cambió, en algunas ediciones, la expresión «negros salvajes» por «guerreros salvajes». No sólo a Howard le han cambiado palabras en la traducción...

Escena de «Sombras Rojas»; un
largo viaje para vengar la muerte
de una muchacha desconocida
Solomon se ve impelido por su sentido de la justicia, y no descansará hasta destruir lo que él considere abyecto, sin importarle lo largo que sea el camino o lo fuertes que sean sus rivales, que se sorprenderán cuando se topen con un espíritu recio capaz de enfrentarse a ellos de frente y sin vacilar. Para Solomon el fin no justifica los medios, porque él es un hombre virtuoso y atávico; hasta tal punto, que a veces sus enemigos no pueden comprender por qué se toma tantas molestias para derrotarles. Sus costumbres caballerescas, pertenecen a una época pasada en la que aún había hombres que desfacían entuertos ajenos por una cuestión de honor y fe. Howard creó un personaje con una marcada personalidad inclinada hacia lo bueno, y lo introdujo en unas tierras desalmadas que contrastan con ella. Enfrentándole así no sólo a la vileza de los hombres, sino también al mal palpable que ésta es capaz de engendrar.

Saltando, sin temor, hacia el mal
absoluto. Kane, al igual que Conan,
es un habitual del cómic
Vehemente actitud justiciera conjugada con una legendaria habilidad marcial; ése es Solomon Kane. Un hombre cuya presencia taciturna impregna cada una de las líneas que Howard escribió sobre él. Pues no es su exterior lo que destaca, sino su perseverancia y frialdad; frialdad denotada por sus ojos fríos como el hielo. Pero un protagonista no es nadie si lo que le rodea no está a su nivel; así que la atmósfera henchida de maldad virulenta, sembrada de los restos dejados por vetustas civilizaciones y acosada por los expolios que los bandidos perpetran en poblados miserables, resulta tan fascinante como perturbadora. Nigromantes vengativos y espectros furiosos; tribus siniestras y bestias prodigiosas. La inquebrantable voluntad de Kane debe atravesar peligrosos parajes. Estos relatos, además de ocupar un trono merecido del género, encumbran a un escritor que tuvo un aciago final.


sábado, 3 de septiembre de 2011

Hitman 2: Silent Assassin

El agente 47 con sus armas más
características
Si tuviese que hacer una lista con mis diez juegos preferidos, Hitman 2, estaría entre las primeras posiciones por diversas razones. Posiblemente la que tiene más peso es la banda sonora, porque es una de las mejores que he escuchado en un videojuego; tanto el tema principal como los que dan ambiente a las misiones son formidables. La catarsis: dejar a un lado el sigilo y entrar por la puerta principal con el volumen alto. Como podemos cazar a nuestro objetivo usando la violencia más extrema o la astucia, algunos niveles pueden rejugarse varias veces. Por supuesto, la manera más fácil de hacerlo es dejando un río de cadáveres por el camino, mientras se busca al personaje que nos han ordenado eliminar. Pero es difícil resistir la tentación de volver a intentarlo y hacerlo de la manera más complicada, es decir, mediante el uso reiterado de escondrijos y disfraces.

Al llevar un disfraz es importante no correr
para eludir sospechas
Al mirar los gráficos se nota que no son de última generación, pero creo que no han envejecido tan mal como otros; en la época en que salió este juego eran de lo mejor, y el tamaño de los edificios impresionaba. De todas formas el juego sigue siendo visualmente agradable. La única queja que tengo viene de los controles, ya que son un poco engorrosos si se usa un teclado; creo que para jugar al Hitman lo mejor es un D-pad. Manejar al agente 47 es ponerse en la piel de un asesino profesional, el realismo y la elevada variedad de situaciones hacen que la experiencia resulte inolvidable. Pocas veces un videojuego ofrece tanta calidad sonora y visual. Sin embargo, un error común suele ser darle demasiada importancia a la estética y olvidarse de lo más esencial: la diversión. Eso era lo que me preocupaba antes de adquirirlo hace años.

Entrar en la mansión y llegar hasta el objetivo
será una empresa difícil..., o no
Pero nada más lejos de la realidad: Hitman 2, sabe conjugar perfectamente calidad y entretenimiento. La libertad de acción ofrece la posibilidad de poder escoger de qué manera se va a infiltrar el asesino: en el primer nivel, por ejemplo, se puede disfrazar de repartidor y engañar a los guardaespaldas para que le permitan el paso; recordemos que no es necesario recurrir a las sutilezas: en cualquier momento que queramos, existe la posibilidad de comenzar una matanza en la que no quede viva ni una sola persona e irnos como si nada con la misión cumplida. Lo que importa es eliminar al objetivo, depende de cada uno escoger la manera de hacerlo; por supuesto, como ya dije antes, siempre será más sencillo acabar con todos a quemarropa, porque emular a un ninja puede traer muchas pifias.

Hablando de ninjas... 47 recibirá encargos
en muchas partes distintas del globo
La trama del juego no se queda atrás: 47, tras una vida como asesino profesional, se retira a una iglesia para encontrar la paz gracias al sosegado trabajo de jardinero y a su amigo, el Padre Vittorio, que aunque sabe que 47 ha matado a muchas personas, cree que tiene un buen corazón y le perdona sus pecados. Los problemas llegan cuando un día secuestran al Padre y dejan una nota de rescate que exige el pago de medio millón de dólares. Si 47 quiere recuperar a su amigo no tiene elección: debe volver a ser el que era. El trailer del juego, que dejaré abajo, resume muy bien la historia, la cual no se quedará ahí, ya que nos tendrá muchas sorpresas reservadas. A pesar de que el juego ha recibido los ataques de la censura —teniendo en cuenta la temática era de esperar—, ha salido adelante y ahora se encuentra en muchas plataformas diferentes, convirtiéndose en toda una saga que cuenta con numerosos fans. 

viernes, 2 de septiembre de 2011

El mundo de Sofía

Reconozcámoslo: la cubierta es sosa.
 Pero el interior no tiene precio
Si hubiese una novela que conduzca a la entrada del maravilloso mundo de la filosofía, merecería la pena; y si además nos empujase a indagar un poco entre los filósofos más conocidos e hiciese que le perdamos el miedo a un tema con fama de ser, a veces, bastante enrevesado, su lectura sería muy aconsejable. Pues la hay, se llama El mundo de Sofía y es fácil verla por los estantes de las librerías porque es un best seller —un momento, ¿no hay quien dice que los best sellers son perniciosos?—, así que a cualquiera que le interese un ejemplar, puede conseguirlo a bajo coste en edición de bolsillo. Básicamente la novela tiene dos intenciones: entretener y enseñar. Es divertida porque narra una historia, y didáctica porque los más profanos en la materia tendrán una guía con la que, si lo desean, podrán profundizar en un mundo apasionante. Ése es el motivo por el que se suele proponer la lectura de este libro a los adolescentes que empiezan filosofía; seguro que el autor, Jostein Gaarder, pensaba en ello cuando le daba vida a las páginas que le han dado una fama considerable.

¿Un tipo con un martillo dorado, montado en un
carro volador tirado por dos carneros?  Thor es muy
carismático, pero no es de extrañar que el logos
cuestionase su existencia
Antes de emprender este viaje a los inicios del pensamiento, hay que tener en cuenta dos cosas esenciales: La primera, es que la filosofía debe ser un tema que, como mínimo, capte tu atención; la segunda es que la trama está supeditada a la enseñanza, es decir, en algunas ocasiones, la protagonista perderá por completo su personalidad para ayudar al lector a comprender los diferentes conceptos filosóficos, los cuales serán, por lo general, muy sencillos. Y están muy bien explicados. Por supuesto, son los más conocidos; pero recordemos que esto sólo se trata de una manera simple de conocer algunos nombres e ideas, y darle así al lector algo en lo que apoyarse cuando tenga que caminar solo.

Sócrates. Su frase más célebre, «Sólo sé que
que no sé nada», me recuerda a otra que dijo
Einstein: «Todos somos ignorantes. Lo que
ocurre es que no todos ignoramos lo mismo»
Yo leí El mundo de Sofía hace mucho tiempo, y me sirvió para atreverme con Platón, Aristóteles, Descartes, Nietzsche... Si bien es cierto que a veces tengo que releer algunos fragmentos para comprenderlos mejor, por lo general me agradaron, pues son lecturas que aportan enseñanzas valiosas que no deberían ser olvidadas. Además, la historia de Sofía, aunque no destaque mucho, es lo suficientemente atractiva para incitar a continuar leyendo: una joven que va al instituto recibe unas cartas misteriosas de un supuesto filósofo, el cual le irá mostrando cómo la razón ha ido evolucionando con el paso de los siglos. Mientras eso ocurre, comenzará a recibir correo que está dirigido a otra persona, Hilde Moller, que es de su misma edad, ¿por qué le mandarán postales de alguien que no conoce? El mundo de Sofía, está escrito con una prosa sencilla, juvenil; si nunca han leído antes algo sobre filosofía, es una buena opción. A veces conviene contemplar desde fuera la gigantesca estructura que hemos montado, y juzgar a partir de ahí.