sábado, 31 de agosto de 2013

El mundo según Garp

¿Rugby? Un luchador hubiese sido
más adecuado
De John Irving puede decirse que su mayor virtud, la que lo encumbró como escritor, es el ingenio; basta con leer El mundo según Garp para darse cuenta, porque Irving ametralla al lector con decenas de conceptos divertidos y dispares: la comedia da paso al drama; el drama, a la comedia; el drama y la comedia, a una mezcla de ambos, y vuelta a empezar. Es una noria de ideas que gira alrededor de la más importante: la lujuria. Jenny, la madre de Garp, emprende una cruzada contra ella. Estimulada por sus malas experiencias con los hombres, escribe un libro que la convierte en un símbolo feminista.

Garp, un joven luchador que sueña con escribir novelas —Irving también practicaba eso de la lucha—, emprende la aventura de las letras favorecido, en parte, por la celebridad de su madre; y pergeña unos cuantos textos que logran calar en el público.

De repente, la cubierta anterior
ya no me parece tan inadecuada...
Hacer una sinopsis de esta novela es complicado: parece otra de esas manidas historias que hablan de escritores, pero va mucho más lejos. Madre e hijo se abren camino en un mundo sórdido y violento que hace lo posible por aplastarles; cada uno lo hace a su manera: ella, crea un oasis a su gusto, un pequeño paraíso lleno de personajes excéntricos como, por ejemplo, las ellenjamesianas, mujeres que se cortan la lengua para protestar contra los hombres, esas criaturas llenas de lujuria. Garp, muy diferente a su madre, opta por casarse y llevar una vida más convencional; aunque, evidentemente, no lo consigue. Si lo hiciese, tendríamos una aburrida novela carente de interés. Así que se desespera con embrollos y bretes que son fruto de sus manías, odios e inquietudes. Su fase estudiantil es casi tan atribulada como la adulta, mas halla suficientes razones para continuar.

He buscado el film por internet, pero
no lo encontré. ¿Será bueno? 
El mundo según Garp es, en mi opinión, una gran novela; de las que más me han gustado. Entra de cabeza en mi lista de favoritas. Sería la que encabezase dicha lista si no fuese por un pequeño detalle: la sensación que tuve, durante unos pocos capítulos, de estar ante una historia monotemática, sencilla, obsesiva; quizá algunos personajes son más disolutos de lo que deberían. Lo último se trata de una apreciación personal y discutible. Que nadie se prenda fuego o se defenestre... 

Hay novelas que dejan un vacío cuando se acaban, porque se echa de menos su historia, el carisma de los protagonistas, la capacidad del autor para que no decaiga la diversión. Ésta es una de ellas. Soy incapaz de reflejar la totalidad de sus virtudes; necesitaría que los hombres grises no me quitasen tanto tiempo.

martes, 20 de agosto de 2013

We'll fight for uncle Sam


Un poco de música, que tengo la sección abandonada.

La canción viene bien para ambientar el For the People


martes, 13 de agosto de 2013

Adiós a las armas

Aquí, a mano izquierda, pueden
apreciar una cubierta que
resume bien la trama
Escribir como Hemingway puede parecer fácil, pero su gran capacidad de síntesis, de decir mucho con poco sin generar un ambiente caótico, no está al alcance de todos. Atención a los punto y seguido: «La villa estaba vacía. Rinaldi se había ido con los del hospital. El comandante se había llevado al personal con él. Había una nota para mí, sobre la ventana, recomendándome que llenara las ambulancias con el material abandonado en el vestíbulo y que me dirigiera a Pordenome. Los mecánicos ya se habían ido. Volví al garaje. Las otras dos ambulancias acababan de llegar y los conductores bajaban. Llovía de nuevo». 

Si no te gusta esa manera de narrar, lo mejor es que ni te acerques a esta novela. Hemingway, además, hace que los personajes sean lacónicos, sobre todo los dos protagonistas; éstos, enamorados hasta la médula, tienen longos diálogos llenos de frases cortas; o sea, que vas a leer topicazos hasta aburrirte. No se lo tengamos en cuenta al bueno de Ernest: Adiós a las armas tiene grandes momentos. Por algo el autor se llevó el nobel en el cincuenta y cuatro gracias al conjunto de su obra. 

Aquí, a mano derecha, pueden
apreciar la última obra de Loureiro...
¡Ah!, no, perdón, es, es... 
Hablando del nobel, ¿sabías que Ernest no fue a recoger el premio? Tenía la sana costumbre de evitar los círculos intelectuales, y le repugnaba la etiqueta tanto como hablar en público.

Adiós a las armas es una broma cruel de atmósfera castrense; lo comprenderás cuando leas el final, instante en el que más se aprecia la obra porque sale a relucir cuál es la verdadera intención del autor. Antes de llegar a eso, habrá que seguir la vida de Frederick, un joven teniente americano que se alistó en el ejército de Italia durante la primera guerra mundial. Frederick conduce un grupo de ambulancias allí donde las necesiten y, como no pierde el tiempo, seduce a una enfermera escocesa, de la cual se enamora. Se nota que la novela es autobiográfica, porque Ernest tuvo vivencias similares: tras el volante de una ambulancia, experimentó de cerca lo que es una guerra, y también se enamoró de una enfermera. ¿Qué tendrán las enfermeras?

Mira los fuegos artificiales, qué bonitos
Los diálogos tienen una presencia importante en la mayoría de los capítulos, y las descripciones son, por lo general, cortas. No obstante, como nuestro amigo Frederick es un hombre que nació con mala estrella, le cae encima una situación —no voy a decir cuál para evitar un spoiler— que le tiene retenido durante eones. Tal vez ése sea el motivo de que a la gente, en los foros, le entusiasme más la segunda mitad, pues ahí Frederick deja atrás esa situación. A mí me gustaron las dos indistintamente.

Aun con mitad anquilosada, Adiós a las armas es uno de esos clásicos atemporales que envejecen bien. Una parte de Hemingway está atrapada en su interior; leerlo es igual que viajar a sus recuerdos, ornados con una mirífica fantasía novelesca. El celuloide no podía dejar escapar algo así y le dedicó un par de versiones; abajo puede verse a Gary Cooper leyendo el libro en el rodaje del treinta y dos. Seguro que arruga un poco el ceño porque está en la primera mitad.

domingo, 4 de agosto de 2013

El porqué de este blog

¿Por qué no te gustó Elementary, Watson? Es magnífica

Ésta debería haber sido la primera entrada, pero cuando escribí aquello de Star Trek y Star Wars, motivado por la clásica riña entre los fans de cada universo, no estaba seguro de cuánto duraría el blog. ¿Un mes? ¿Un año? Era, y aún es, mi primer espacio en internet; es decir, un experimento posiblemente precario. En vez de explicar su razón de ser, hice lo primero que se me ocurrió. Por aquel entonces ni siquiera me lo tomaba en serio: escribía las entradas a toda velocidad, y pocas veces las repasaba para cazar despistes. Aunque ahora me arrepiento de ello, he preferido no retocarlas. Dudo que alguien me crucifique en la Vía Apia por eso.

El nombre del blog viene, como muchos sabrán, de Baker Street, la calle donde vive Sherlock Holmes. Hice una traducción libre, fromlostiana, porque en cada sitio lo traducen de una manera diferente y yo no iba a ser menos: La calle de la panadería, Calle panadero, Calle Baker, La calle del panadero... Vale, sí, todo es una excusa, porque en realidad puse La vieja calle del panadero para que encabezase las direcciones al buscarla. Al menos no opté por algo fortuito: uno de los primeros libros que leí de pequeño fue Las aventuras de Sherlock Holmes; aquellos relatos han sido la causa de que me aficionase al género policíaco.

Al principio, durante el primer año y medio del blog —más o menos—, mi intención era sólo entretenerme. Si además alguna reseña sencilla le servía a alguien, mejor. Escribir aquí no lo hago como un acto altruista; sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que aportar opiniones tiene su importancia. No se trata de sentar cátedra, sino de formar parte de una enorme colectividad que publica reseñas; reseñas que sirven para que los lectores se hagan una idea de lo que van a adquirir. Antes había que conformarse con la opinión del docto crítico que escribía en la prensa especializada; hoy pueden encontrarse cientos, miles de opiniones sobre una misma obra —salvo de las que sean poco conocidas—, tanto de literatos como de lectores ocasionales. O sea, que podemos, por fin, comparar, encajar las piezas de un puzle formado por nuestra heterogeneidad. Acordaros de lo que ocurría con las revistas de videojuegos, for example.

Los blogs y los foros son, teniendo en cuenta lo anterior, extremadamente útiles. Sobre todo para los que quieren adentrarse en el mundo literario, vasto como pocos. El mío tiene ahora dos motivos para existir: entretenimiento personal —cómo no—, y aportar un granito de arena a la red de redes. Sé que ese granito es diminuto, mas ojalá que no sea anodino.

Sí, ésta debería haber sido la primera entrada, pero será la última. Volveré a publicarla, tras hacer unas pocas modificaciones, cuando escriba la última reseña —buen título, ¿eh?, La última reseña—; eso es algo que ocurrirá dentro de mucho tiempo, espero. También dejaré por aquí algunas anécdotas que, si bien pueden resultar un poco luctuosas, tienen un final bastante didáctico. Y caerán algunas opiniones sobre películas, videojuegos...

Gracias a todos los que me habéis visitado, leído y comentado.

John H. Watson

P.D. Elementary es un bodrio.