sábado, 19 de octubre de 2013

Aquí vive el horror

Esta cubierta es efectista, seria y
sencilla; por lo tanto, logra su
objetivo: llamar la atención
Novela funcional que recoge la historia de los Lutz, una familia auténtica que tuvo experiencias paranormales en su casa recién adquirida. En julio del setenta y nueve acudieron a Good Morning America y allí relataron lo sucedido.  

Estoy convencido de que Jay Anson, como buen escritor, añadió algunos ingredientes de su propia cosecha para incrementar la emoción; no obstante, afirmaron que se trataba de una historia verídica. Esa jugada les salió bien, porque la obra fue un éxito en ventas y, por si fuese poco, le gustó al público; es raro encontrar a alguien al que le haya aburrido. Más tarde se descubrió que todo había sido una falacia: ninguno de los nuevos propietarios de la vivienda sufrió ataques sobrenaturales. Como veis, no hizo falta recurrir a Tristanbraker ni nada parecido; aunque hubiese sido gracioso verlo combatir a las fuerzas demoníacas de Amityville.

Ese rabo... Con lo bien que íbamos...
Terminados los preámbulos, vayamos al grano: esta novela es mediocre. Sí, lo es, lo es porque podría titularse Aquí viven los tópicos, o porque tiene incongruencias demasiado evidentes —¿por qué George lleva el perro al sótano si al pobre animal le aterra estar ahí?—. Sólo el buen hacer de Jay Anson salva este título, pues su técnica mejora una trama que de haber sido escrita por otro, quizá no hubiese llegado a ningún sitio. Como Jay sabe aplicar las elipsis perfectamente, la lectura es ligera y amena. Unas doscientas páginas que pueden devorarse en un día. Por ese motivo dije lo de «novela funcional», ya que es fast food, prosa de usar y tirar. Cuidado: no es fácil escribir así, quitando todas las rebabas.

Aquí vive el horror es como esas películas de miedo que divierten aun siendo malas, y por eso sus defectos son perdonables. ¿Que en El ejército de las tinieblas las colchonetas son visibles cuando cae el protagonista? Pues sí, pero déjame ver cómo sigue, que lo estoy pasando pipa. Tal vez me pasé usando El ejército de ejemplo, porque lo único que tiene de malo es el poco presupuesto.

¿Descripción verídica de un hecho
real? Aun sin serlo, huele a
pleonasmo. El caso es dejar clara la
realidad del asunto

Desde luego, se han escrito mejores relatos sobre casas encantadas, y esta historia de Amityville no ofrece nada novedoso salvo aquello de que era verídico, lo cual le daba cierto encanto, contribuía a hacer más pavoroso el suceso. (Yo no lo hubiese creído; soy un escéptico). A estas alturas los clichés son más difíciles de perdonar. 

Si he traído esta obra al blog, ha sido, principalmente, porque creo que aún funciona. No sólo los aficionados a las casas endemoniadas pueden entretenerse con ella; es interesante, para cualquiera que la lea, descubrir hasta dónde son capaces de aguantar los personajes antes de irse. Seguro que si esa situación espantosa hubiese sido real, no habrían estado en la casa más de un día; esta absurdidad también se aprecia en las películas que se asemejan a la novela. Hablando de películas, el cine ha hecho un montón de filmes basados en Aquí vive el horror, desde el setenta y nueve hasta este año.

4 comentarios:

  1. Leches, he intentado varias veces hacerme con un ejemplar de este libro y no hay manera de comprarlo de primera mano en internet. A mi chica le encantan la historia y las pelis de la casa y claro... pero nada, ni siquiera en print on demand en amazon.

    Por cierto, estoy contigo. A mí me pasa eso, y me voy de allí sin pensármelo un momento xD.

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    1. Qué raro, debe ser que no volvieron a reeditarlo. Puedes descargar un PDF, pero no es lo mismo...

      Yo lo encontré, cómo no, en una librería de viejo.

      A ti no te pasaría eso: tu ateísmo es un escudo contra fantasmas y Sandro Rey. ;)

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    2. Jaja, cierto, pero fíjate en que es un escudo imperfecto Watson. Mi ateísmo y mi escepticismo me protegen de creer las memeces que suelta Sandro Rey, como digo yo que le pasará a casi todo el mundo, sean religiosos o no; pero como también digo yo que le pasará a muchos, ese pinchazo de vergüenza ajena que me despierta no hay ateísmo ni politeísmo ni monstruo espaguetti volador que lo eviten :(.

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    3. ¿Memeces? Uy, uy, uy. No te pases con Sandro, que es capaz de ponerse las gafas "radiónicas", enterarse de lo que has dicho y echarte un mal de ojo. Advertido quedas. :P

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