El poder de la mente une a un abigarrado grupo que busca ser una criatura única: todos somos uno |
No deja de ser curioso cómo a veces el azar encadena las cosas. Hace unos días traje al blog un diálogo entre el capitán de la Enterprise y un científico —donde Picard toma el papel de filósofo—; después hablé de Atlántida, novela de Negrete que, además de tener un personaje aficionado a Star Trek, juega un poco con la idea de la telepatía, igual que Sturgeon en Más que humano. Las coincidencias no acaban ahí, porque este autor ha escrito guiones para Viaje a las estrellas...
¿Quién o qué es «Más que humano? Pues un humano con poderes mentales, como los que tienen los protagonistas de la novela. La historia comienza con *Lone, un tipo retraído que deambula por los bosques y consigue lo que quiere de la gente, la cual lo tacha de idiota. Lone descubrirá que posee algo que lo hace excepcional y, sin embargo, necesitará a otros para estar completo: una niña llamada Janie con el don de la telequinesis; dos pequeñas mellizas negras capaces de teletransportarse; y un bebe mongoloide que es el gran cerebro al que todos consultan.
*Solitario, en inglés.
Se trata de un grupo de inadaptados que, tras descubrir sus habilidades, prefieren continuar viviendo al margen de la sociedad como un ente único. Son el siguiente paso en la evolución del ser humano.
La novela se divide en tres largas partes: El idiota fabuloso, El bebé tiene tres años y Moral. Debe leerse teniendo en cuenta el año en la que se escribió, 1953, pues alberga varias críticas dirigidas a la sociedad de la época; aunque lo cierto es que hoy aún son válidas, porque cualquier excusa sirve para trazar rayas imaginarias que separen y marginen: «Realmente, según parece, la gente se ha dividido en dos bandos. Uno de ellos lucha por acercarse a los negros, el otro por mantenerlos aparte. Pero lo que no entiendo es por qué ambos bandos se preocupan tanto. ¿Por qué no se olvidan del asunto y ya está?».
Las descripciones no me han parecido tan extensas como han dicho por ahí, tal vez el «problema» reside en que impera la reflexión; es decir, este libro ha de leerse sabiendo que se trata de una historia sosegada: los personajes pasan un tiempo aislados, y la parte de El bebé tiene tres años es un diálogo introspectivo en la consulta de un psiquiatra.
Tenía un poco abandonado el género de la ciencia ficción, y ahora que estoy profundizando en él me arrepiento de no haberle dedicado más horas. Más que humano ha contribuido a animarme para que descubra más libros de éste y otros autores similares. Una advertencia final: si nunca habéis leído nada de ciencia ficción, no aconsejo empezar por este libro, que es muy bueno, pero hay mejores opciones.
*Solitario, en inglés.
Una cubierta bastante perturbadora, me recuerda al estilo de Giger |
La novela se divide en tres largas partes: El idiota fabuloso, El bebé tiene tres años y Moral. Debe leerse teniendo en cuenta el año en la que se escribió, 1953, pues alberga varias críticas dirigidas a la sociedad de la época; aunque lo cierto es que hoy aún son válidas, porque cualquier excusa sirve para trazar rayas imaginarias que separen y marginen: «Realmente, según parece, la gente se ha dividido en dos bandos. Uno de ellos lucha por acercarse a los negros, el otro por mantenerlos aparte. Pero lo que no entiendo es por qué ambos bandos se preocupan tanto. ¿Por qué no se olvidan del asunto y ya está?».
Theodore Sturgeon fue el guionista de, en mi opinión, uno de los episodios más imaginativos de Star Trek: Shore Leave |
Tenía un poco abandonado el género de la ciencia ficción, y ahora que estoy profundizando en él me arrepiento de no haberle dedicado más horas. Más que humano ha contribuido a animarme para que descubra más libros de éste y otros autores similares. Una advertencia final: si nunca habéis leído nada de ciencia ficción, no aconsejo empezar por este libro, que es muy bueno, pero hay mejores opciones.
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