jueves, 16 de agosto de 2012

Cañas y barro

Este título no debería faltar en vuestras
colecciones
Clásico hispánico de estilo naturalista escrito en 1902. El año no debería echar para atrás a nadie, porque, aunque no lo parezca, tiene un ritmo rápido. Suelen comparar a este autor con otros de la talla de Clarín, pero eso quizá no sea muy acertado: Blasco Ibáñez escribía de una manera impetuosa, reflejo de su personalidad enérgica, y puede advertirse en sus textos. Como le gustaba Wagner, yo lo imagino moviendo la pluma a toda velocidad mientras suena de fondo el preludio de «Los maestros cantores».

La novela narra la vida de una familia de pescadores, los Paloma, que se enfrenta a la pobreza y la muerte al tiempo que intenta mantener su honra a flote. Es un argumento sencillo en el que se mueven personajes con una identidad básica —el borracho, el perezoso...—; aun así, Blasco Ibáñez sabe darle un baño de emoción a sus letras.

Edición del año orwelliano, 1984
En Cañas y barro no abundan los diálogos, sino las descripciones; éstas hacen avanzar la trama raudamente, sin anquilosarse. Sólo se enlentecen cuando es necesario preparar una buena ambientación para las siguientes escenas. Después retoman la velocidad anterior. Hay un aspecto negativo en esto: a veces se corta de raíz algo importante antes de que termine, y llegar a su resolución implica leer una de esas partes más lentas. Aunque se trata de un recurso clásico, pienso que no se ha empleado de una manera acertada, porque se le da al lector la tentación de leer por encima lo que hay entremedias. Si se retrasa un desenlace con el objetivo de mantener el interés, lo que venga a continuación debería colmar la curiosidad. Esa nadería es casi lo único negativo que puedo decir de Cañas y barro, pues su embriagadora simplicidad, lejos de ser una tara, supone un descanso entre lecturas más densas.

Podéis ver la serie basada en la novela
 aquí si os agrada el tema
También he notado la presencia de algunos laísmos. Que sean un fastidio o no, depende del lector. No me han molestado, pero he visto que a otros sí. De manera que he preferido comentarlos aun opinando que son irrelevantes, una curiosidad a la que no se le tendría que dar mucha atención.

Cañas y barro habla sobre el carácter tenaz que pugna por romper los barrotes del destino, porque las aguas de la albufera son, al mismo tiempo, un hogar y una cárcel. Padre pescador; hijo pescador. ¿Existe otra vida más allá de las viscosas anguilas? ¿Más allá de las sanguijuelas y los sapos que recorren los arrozales? Varios personajes emprenderán el camino que, a su juicio, les ofrecerá la posibilidad de huir hacia una existencia cómoda y digna. ¿Lo lograrán?

6 comentarios:

  1. No he leído el libro, pero sí recuerdo la serie que echaron en tv, cuando eso de las series no estaba de moda, y la verdad es que me interesó bastante. La lectura de los clásicos es siempre garantía de calidad; a mí me faltan muchos por leer, ainsss.
    Saludos.

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    1. La serie me queda un poco lejos —no había nacido—, pero la he visto en internet después de leer el libro y me ha gustado.

      Siempre quedarán clásicos por leer, así que siempre quedarán terrenos inexplorados por descubrir. Es lo bueno de la literatura, que no tiene fin.

      Un saludo, ¡y a explorar se ha dicho!

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  2. Me uno, vi la serie, pero no he leido el libro, aunque la serie era muy pequeño y apenas recuerdo...

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    1. Pues en internet puedes verla de nuevo. :) Pero te aconsejo leer antes el libro para ver qué diferencias hay... y evitar que la serie te desvele cosas.

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  3. La verdad es que soy culpable de no haber leído nada de este autor. Sí que, como otros, ví la serie de pequeño y tampoco recuerdo más que el hecho de que en la familia estábamos enganchadísimos.

    Me alegro de pasarme por aquí, hace tiempo que no lo hacía; se debe a que he estado bastante liado.

    Un abrazo mi querido Watson.

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    1. ¡Epa!, Sibarita. ¡Cuánto tiempo!

      La novela está muy bien. Si no fuese porque es muy descriptiva, podría pasar por una actual. Con todo, es muy ágil. No tanto como una «nivola» de Unamuno, pero casi. Y la serie ha clavado a los personajes. Qué actores.

      Un abrazo.

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