Pensaba el otro día en el inicio de la novela que escribo actualmente, había algo en él que no terminaba de gustarme; pero, por más vueltas que le daba, no averiguaba qué era. Los minutos se iban aglutinando hasta formar horas; el café se terminaba; en la calle alguien voceó: «¡Eh! ¿Conoces a ese grupo... que son cuatro?». Esa frase me desconcentró por completo, así que me rendí: cerré el word y reanudé mi aventura del Neverwinter, que los trasgos no van a matarse ellos solos. Más tarde, mientras le daba hachazos a un jefe orco con un enano furibundo, se me ocurrió una idea genial: leer varios inicios de algunos libros al azar, a ver si así me inspiraba lo suficiente para crear uno memorable, o al menos reconciliarme con el que tenía escrito.
Volví a abrir el word, cerré los ojos y cogí el primer libro que encontré en la estantería —como la tengo al lado del escritorio, sólo tuve que alargar el brazo—. Empecé a declamar:
«Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de
la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la
incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la
esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no
teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por
el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la
actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en
lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación
en grado superlativo».
Se trataba, como muchos habrán adivinado, de Historia de dos ciudades. Y...
*Ya lo digo yo: comparado con el mío, tu inicio es un mojón, y lo afirmo sin haberlo leído siquiera; no me hace falta |
Se ha pasado, Dickens, el suyo es uno de los más célebres de la literatura universal. No es una comparación justa, creo. Además leerlo no me ayudó nada. —*Pues debería, porque ha inspirado novelas enteras, si no te sirve deja de escribir y dedícate a coleccionar sellos—. Vaya, pues sí que ha venido en plan hostil... No creo que vuelva a invitarle más. —*¡Oh!, qué desgracia—.
Después de absorber el fantasma de Dickens con la aspiradora, volví otra vez a pensar en cuál sería el porqué de que mi inicio no me agradase. Lo reescribí una y otra vez hasta que al fin, tras repasarlo unas cuantas veces, conseguí lo que quería; pero a costa de perder mucho tiempo. No es bueno dejarse llevar por obsesiones que conduzcan a dejar abandonado el camino principal. Seguro que más adelante se me hubiese ocurrido lo mismo. Es más adecuado hacer las correcciones tras acabar, porque es posible perderse en ellas.
Después de absorber el fantasma de Dickens con la aspiradora, volví otra vez a pensar en cuál sería el porqué de que mi inicio no me agradase. Lo reescribí una y otra vez hasta que al fin, tras repasarlo unas cuantas veces, conseguí lo que quería; pero a costa de perder mucho tiempo. No es bueno dejarse llevar por obsesiones que conduzcan a dejar abandonado el camino principal. Seguro que más adelante se me hubiese ocurrido lo mismo. Es más adecuado hacer las correcciones tras acabar, porque es posible perderse en ellas.
Dije antes que jugaba al Neverwinter, y es cierto. Además de un enano paladín, tengo otro personaje del que estoy especialmente orgulloso. Pero antes de mostrarlo quiero dejar claro algo muy importante: yo sigo el trasfondo a rajatabla, nada de personajes con apariencias grotescas o nombres ridículos que no encajen bien en el mundo del juego. Por algo me considero un jugador de rol serio y respetado. Para que podáis admirar a ese gran personaje que tantas horas me llevó hacer, os dejo una imagen suya; y, por si fuese poco, también su descripción.
Pondré también un video para que vean a los dos en acción cuando entran en una mazmorra, la cual está atestada de trasgos que sirven a un nigromante:
Es curioso, al tirar la basura escuché una voz que venía del contenedor: *No te librarás de mí... volveré...
Bud Spencer en Noyvern... Grotescamente genial jeje.
ResponderEliminarBueno, en el 85% del juego sólo hay que dar tortas, así que yo me adapté a la situación xD. Lo mejor: entrar en una taberna y montar bronca con la música de «super policías» de fondo.
EliminarTremendo xD
EliminarJa, ja que bueno !!!!!! Nunca se me hubiera ocurrido crear un personaje asi.
ResponderEliminarSabía que eso os iba a hacer gracia xD. Y menos mal que el juego no deja poner cabezas de rata, que entonces haría al maestro de las tortugas ninja. XD.
EliminarA mi tambien me dolió muchísimo cuando empecé a ver que se referían como "retro" a los juegos de mi infancia que para mí seguían siendo tan actuales como siempre; ahora ya me resigné y aunque la madurez y el paso del tiempo me hicieron consciente de que la gloriosa edad dorada de los 16 BITs quedó atrás, aún sigo sintiendo una enorme nostalgia por mi Sega Genesis y mi colección completa de Sonic The Hedgehog; lloro cada vez que veo algo relacionado y se me agrava la nostalgia y melancolía de solo pensar lo rápido que se nos fue de las manos la década de los '90 y el auge de Sonic, el Sega Megadrive, y las consolas de cartuchos de 16 BITs. Lo triste es cuando veo mi Sega Genesis que por suerte aún funciona pero sus joysticks están hechos añicos (los gasté durante toda mi infancia a mas no poder) y al ver esos joysticks destrozados pienso "pero si fue ayer cuando estos joysticks estaban nuevitos y funcionaban de maravilla"...), en fin, cosas así, cosas de la vida, todo tiempo pasado fue mejor, y aunque se me llenan los ojos de lágrimas con solo escribir estas líneas, la era dorada de los 16 BITs con su Sega Genesis y el glorioso Sonic en la cima de la industria de los videojuegos siempre quedarán en lo mas profundo de mi alma porque jamás podré olvidar la hermosa infancia que viví en la década de los 90 gracias a ellos, y por eso la nostalgia y melancolía por los años '90 permanecerán en mi hasta el último día de mi vida.
ResponderEliminarSiempre te recordaré...
Hmmm, ¿has leído la entrada «Aquellos videojuegos de antes»? A lo mejor tu mensaje era para ella, jeje.
EliminarEsa época tenía algo especial que se ha perdido, me temo. El último juego que yo disfruté realmente, antes de dejar ese mundo, fue Shinobi, el de la Play2; aún conservaba algo del clásico.