A veces, un escritor consigue que nos metamos en la piel del protagonista; Albert Camus, hace eso a la perfección en El extranjero. Una novela corta narrada en primera persona, donde un personaje cuenta cómo todo le resulta indiferente y aburrido. Además, se deja llevar por la corriente sometiéndose a la voluntad de los que le rodean; ya sea para contraer matrimonio, pelear, aconsejar, viajar... Pero no por altruismo, pues la realidad es que se encuentra dominado por una moralidad fuera de lo común, y no le da importancia a algunas cosas que la sociedad sí cree que deben ser tenidas en cuenta. Vivir de esa manera, confiándose al destino con los ojos cerrados, le conducirá por los caminos más tortuosos hasta llegar a un final trágico, y comprenderá de manera repentina, que es detestado por sus semejantes. Pues es un hombre fuera de lugar... Un extranjero.
La novela es corta, pero muy descriptiva, llegando a insertar los diálogos en el texto; aunque a diferencia de Saramago, Camus usa comillas: Sonrió como la primera vez, reconoció que era una óptima razón, y añadió: «Además, la cosa no tiene importancia alguna». Eso, combinado con un ritmo dispar, hace que la lectura pueda suponer un esfuerzo en determinados momentos, sobre todo en la primera de las dos partes que la conforman; sin embargo, merece la pena, porque la trama se irá volviendo más atrayente según se avanza. Los personajes son interesantes, y, hasta cierto punto, es divertido ver de qué manera reaccionan ante esas respuestas desprovistas de pasión. Ésta es, en resumen, una pequeña gran novela que merece ser leída y recordada. Porque nos recuerda que salirse de lo acostumbrado, tener un carácter distinto a lo que resulta habitual, puede ser motivo de incomprensión.
La novela es corta, pero muy descriptiva, llegando a insertar los diálogos en el texto; aunque a diferencia de Saramago, Camus usa comillas: Sonrió como la primera vez, reconoció que era una óptima razón, y añadió: «Además, la cosa no tiene importancia alguna». Eso, combinado con un ritmo dispar, hace que la lectura pueda suponer un esfuerzo en determinados momentos, sobre todo en la primera de las dos partes que la conforman; sin embargo, merece la pena, porque la trama se irá volviendo más atrayente según se avanza. Los personajes son interesantes, y, hasta cierto punto, es divertido ver de qué manera reaccionan ante esas respuestas desprovistas de pasión. Ésta es, en resumen, una pequeña gran novela que merece ser leída y recordada. Porque nos recuerda que salirse de lo acostumbrado, tener un carácter distinto a lo que resulta habitual, puede ser motivo de incomprensión.
Un clásico reciente, pero un clásico sin duda. Una novela que obliga al lector a pensar, lo cual esta genial.
ResponderEliminarLa trama me resulta interesante. A ver si me lo pillo en la Biblioteca.
ResponderEliminarTe has enterado de lo del canon de 20 centimos para prestar libros en las bibliotecas?.
Sí ya leíamos muchos libros en este país, ahora leeremos menos.
Salu2
Tiene buena pinta, me la apunto ;D.
ResponderEliminarA mi el extranjero me gustó tanto como La Peste. Reflejo fiel de la vida en colonias con el estilo de Camus. Es uno de esos descubrimientos que te llevan a seguir leyendo.
ResponderEliminarOdiealex. Sí, podemos considerarla un clásico.
ResponderEliminarRandall. Ya lo sabía. Se supone que las bibliotecas acercan la cultura al pueblo, así que poner ese precio no me parece bien, porque con el tiempo puede ir a más.
Pedro. Ya veo que contribuyo a aumentar tus pendientes jeje.
Brisne. Tengo "La peste" esperando en la estantería, a ver si me gusta tanto como éste.