Faster Than Light sería el juego preferido del capitán Picard: exploración, misiones de socorro, combates tácticos entre naves espaciales. Cada lugar desconocido del mapa esconde sorpresas: ¿nos interceptarán los piratas? ¿Aparecerá una tienda para mejorar el armamento o reclutar nuevos tripulantes? ¿Dañarán el casco esos asteroides? ¿Seremos abordados? Si hay que luchar, la victoria supone jugosas recompensas; pero la derrota es definitiva, como en los roguelikes. La buena noticia es que se desbloquean distintos modelos de naves según se avanza, y las azarosas situaciones que pueden hallarse durante el viaje son muy variadas y divertidas; ésos son dos enormes alicientes que incrementan la durabilidad del juego.
Requisito indispensable: jugar escuchando las canciones que aparecen en Guardianes de la galaxia —la película es pueril, pero qué canciones—, o al menos Tom Sawyer.
Hablando de rogues, ¿conoces Tales of Maj' Eyal? Si nunca has oído hablar de él, te alegrará saber que es gratuito; aunque se pueden hacer donaciones —muy merecidas— en la página.
Los gráficos no están nada mal, son de lo mejor que he visto en el género, y la rejugabilidad... la rejugabilidad es enorme..., ciclópea, diría nuestro amigo Lovecraft. Hay un montón de razas y profesiones para escoger, y las mazmorras pueden reservar sorpresas diferentes cuando se entra de nuevo en ellas; aun usando el mismo personaje, es complicado que dos partidas sean iguales. En la última que jugué, un jefe troll me dejó su poderosísima arma: un tronco, pero uno muy grande. Me pasé la mitad de las mazmorras a troncazo limpio. Da igual que el enemigo sea un archimago o un elemental gigante: los troncazos en la cabeza siempre funcionan.
El remake de Binding of Isaac es una maravilla, porque mejora un juego que ya era una genialidad, incrementa su elemento esencial: los objetos. Una buena combinación de objetos puede hacer que disminuya notablemente la dificultad, pero la mayor parte de las veces hay que adaptarse a lo malo que surja. ¿Y qué es The Binding of Isaac? Pues un rogue de acción que recuerda a los matamarcianos de siempre; encantará al que le atraigan ambos conceptos, disparo y búsqueda. A esa mezcla original, hay que añadir una estética impactante, llena de imágenes truculentas y escatológicas. El creador se atreve con todo.
Sobre si es un juego ofensivo desde el punto de vista religioso, diría que no, porque mantiene cierta coherencia con esa materia: Isaac es perseguido por su madre, una fanática religiosa que quiere sacrificarlo porque Dios se lo ordena cuando está sentada en el sofá, viendo la televisión. Si ese personaje es una mofa hacia la iglesia, ¿por qué en el juego puede destruirse automáticamente con la Biblia? De lo último se colige que ella, en realidad, sólo es una chalada que escucha voces, no una sirviente directa de Dios, pues éste ayuda a Isaac en su destrucción.
En resumen, no hay excusas: cualquiera de estos tres juegos son muy divertidos, largos y consumen poco tiempo. Su dificultad es alta, así que habrá una inevitable relación de amor-odio.
Los gráficos no están nada mal, son de lo mejor que he visto en el género, y la rejugabilidad... la rejugabilidad es enorme..., ciclópea, diría nuestro amigo Lovecraft. Hay un montón de razas y profesiones para escoger, y las mazmorras pueden reservar sorpresas diferentes cuando se entra de nuevo en ellas; aun usando el mismo personaje, es complicado que dos partidas sean iguales. En la última que jugué, un jefe troll me dejó su poderosísima arma: un tronco, pero uno muy grande. Me pasé la mitad de las mazmorras a troncazo limpio. Da igual que el enemigo sea un archimago o un elemental gigante: los troncazos en la cabeza siempre funcionan.
El remake de Binding of Isaac es una maravilla, porque mejora un juego que ya era una genialidad, incrementa su elemento esencial: los objetos. Una buena combinación de objetos puede hacer que disminuya notablemente la dificultad, pero la mayor parte de las veces hay que adaptarse a lo malo que surja. ¿Y qué es The Binding of Isaac? Pues un rogue de acción que recuerda a los matamarcianos de siempre; encantará al que le atraigan ambos conceptos, disparo y búsqueda. A esa mezcla original, hay que añadir una estética impactante, llena de imágenes truculentas y escatológicas. El creador se atreve con todo.
Sobre si es un juego ofensivo desde el punto de vista religioso, diría que no, porque mantiene cierta coherencia con esa materia: Isaac es perseguido por su madre, una fanática religiosa que quiere sacrificarlo porque Dios se lo ordena cuando está sentada en el sofá, viendo la televisión. Si ese personaje es una mofa hacia la iglesia, ¿por qué en el juego puede destruirse automáticamente con la Biblia? De lo último se colige que ella, en realidad, sólo es una chalada que escucha voces, no una sirviente directa de Dios, pues éste ayuda a Isaac en su destrucción.
En resumen, no hay excusas: cualquiera de estos tres juegos son muy divertidos, largos y consumen poco tiempo. Su dificultad es alta, así que habrá una inevitable relación de amor-odio.
Me pido Faster Than Light. Tengo un problema con los juegos. Casi ninguno me gusta, pero en caso contrario, no sé controlarme. Es un horror. Saga Close Combat, eso casi me mata... Acabé quemando el juego porque no podía hacer otra cosa. Snif.
ResponderEliminarRayos, pues estuve a punto de probar los Close Combat un montón de veces. Creo que lo haré más adelante, cuando tenga más tiempo libre, porque quizá también acabe enganchado.
EliminarFaster Than Light me desespera: nunca consigo destruir la nave final. Lo mejor es cuando se te incendia la nave al tiempo que eres asaltado y se abre una brecha en la sección del oxígeno.