Las cubiertas que encontré han sido decepcionantes. Yo esperaba el dibujo de algún pazo, pero... |
Admito que el naturalismo no es un estilo que me atraiga mucho. No tanto como el realismo mágico, verbigracia; pero Los pazos de Ulloa es una de las pocas novelas naturalistas que consiguen entusiasmarme.
El libro arranca con el viaje de Julián, un joven sacerdote que se dirige al distante pazo de un seudomarqués —«seudo» porque vendió el título—. Cuando consigue llegar a su destino, preparado para servir como administrador, encuentra una situación terrible donde el pecado campa a sus anchas: Pedro, el señorito, tiene un hijo ilegítimo con la cocinera; ésta, por si fuese poco, se atreve a coquetear con el sacerdote y tiene tratos con una meiga. Los problemas no se terminan ahí, porque Pedro está dominado por Primitivo, un taimado mayordomo que controla los negocios del amo... y es el padre de la cocinera. No es de extrañar que Julián termine opinando que vive en una sentina.
Decía Hemingway que un escritor necesita aprender a detectar la basura; es decir, a eliminar todo aquello que sobre. El detector de Emilia Pardo Bazán debía ser tremendo, porque a Los pazos no le sobra nada, ni una coma. La prosa circunda, la mayor parte del tiempo, a los personajes principales, y no se pierde en digresiones salvo para crear atmósfera o hacer avanzar la historia con alguna novedad. Conviene añadir que esa prosa, teniendo a quien tiene detrás, es sobresaliente.
A lo anterior hay que añadir la efectividad de la trama, cuya evolución mantiene vivo el deseo del lector por saber lo que ocurrirá tras cada acontecimiento importante. Nadie debería sorprenderse de que esta novela sea leída aún hoy, y de que la gente disfrute su lectura tanto o más que el día de su publicación.
Yo estaba preocupado por cómo sería el final, porque Emilia escribió una secuela, La madre naturaleza, donde podemos descubrir qué ocurrió con algunos personajes tras los hechos acontecidos en Los pazos. Esa preocupación se despejó por completo al leerlo, ya que me pareció satisfactorio aun siendo un poco abierto. Lo único que me incita a adquirir la secuela no es la curiosidad, sino saber por qué algunos críticos dicen que su calidad literaria no alcanza el nivel de la primera. Prometo reseñarla si me decido a leerla, aunque será en un futuro lejano debido a la gigantesca cantidad de lecturas pendientes.
Novelas como éstas son las que le recuerdan a uno el porqué de dedicarse a las letras. Creo que con eso ya lo he dicho todo.
Siento no poder comentar algo de la serie, pues no la he visto.
El libro arranca con el viaje de Julián, un joven sacerdote que se dirige al distante pazo de un seudomarqués —«seudo» porque vendió el título—. Cuando consigue llegar a su destino, preparado para servir como administrador, encuentra una situación terrible donde el pecado campa a sus anchas: Pedro, el señorito, tiene un hijo ilegítimo con la cocinera; ésta, por si fuese poco, se atreve a coquetear con el sacerdote y tiene tratos con una meiga. Los problemas no se terminan ahí, porque Pedro está dominado por Primitivo, un taimado mayordomo que controla los negocios del amo... y es el padre de la cocinera. No es de extrañar que Julián termine opinando que vive en una sentina.
Clint Eastwood en El cura de las pistolas doradas. Próximamente en los mejores cines |
Decía Hemingway que un escritor necesita aprender a detectar la basura; es decir, a eliminar todo aquello que sobre. El detector de Emilia Pardo Bazán debía ser tremendo, porque a Los pazos no le sobra nada, ni una coma. La prosa circunda, la mayor parte del tiempo, a los personajes principales, y no se pierde en digresiones salvo para crear atmósfera o hacer avanzar la historia con alguna novedad. Conviene añadir que esa prosa, teniendo a quien tiene detrás, es sobresaliente.
A lo anterior hay que añadir la efectividad de la trama, cuya evolución mantiene vivo el deseo del lector por saber lo que ocurrirá tras cada acontecimiento importante. Nadie debería sorprenderse de que esta novela sea leída aún hoy, y de que la gente disfrute su lectura tanto o más que el día de su publicación.
Se hizo una serie de televisión. Puedes verla aquí si te interesa |
Novelas como éstas son las que le recuerdan a uno el porqué de dedicarse a las letras. Creo que con eso ya lo he dicho todo.
Siento no poder comentar algo de la serie, pues no la he visto.
Tiene muy buena pinta, o al menos la tiene después de leer tu reseña. Me apunto el título, aunque la lista de pendientes manda de momento...
ResponderEliminarP.D.: Clint Eastwood. Sin palabras. xD
Me salió tu mensaje en Spam. o_o Supongo que pasará algo raro con blogger.
EliminarEl libro es muy bueno. Aun si no te gusta el tema, seguro que encuentras en él algún recurso nuevo. (Yo encontré dos).