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Resumir en pocas palabras la grandiosidad
de este juego, es imposible |
Aún recuerdo el artículo de la revista que me dio a conocer este juego. Lo leí hace una década —más o menos—, y en él se decía que
Deus Ex era detallista, muy detallista; pero, a pesar de ello, no perdonaron sus gráficos mediocres. Eso se vio reflejado en la puntuación final..., unos pobres setenta puntos sobre cien. Aunque era una novedad de la
PlayStation 2, no ocupaba una de las primeras páginas; estaba hacia el final, donde se hablaba de juegos que no solían interesarle a la mayoría. Yo no tenía internet en aquella época, ni siquiera sabía que se trataba de un juego que se estrenó primero en PC; así que el artículo fue mi única fuente de información. Por suerte no le hice caso, y cuando vi un ejemplar en la tienda no pude resistir la tentación de adquirirlo. Fue una decisión acertada: hoy es fácil ver a
Deus Ex entre las listas de los mejores juegos de la historia.
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Si, por ejemplo, entramos en un aseo, el
espejo mostrará nuestra imagen, los grifos
podrán expulsar agua, el retrete hará su
ruido característico... |
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En un par de ocasiones me preguntaron por qué se le da tanta importancia a un título antediluviano como éste. Soy consciente de que su apariencia es pobre, pero basta darle una oportunidad para darse cuenta de que va más allá de lo que suele ofrecer el mercado.
Deus Ex está vestido con estética
cyberpunk, y la trama transcurre en un futuro distópico donde la enfermedad y las drogas erosionan a la población. El jugador es uno de los agentes del grupo antiterrorista «UNATCO» —coalición antiterrorista de las naciones unidas—. Para poder luchar eficazmente contra los insurrectos, la corporación ha aumentado las habilidades del agente con nanotecnología; por lo tanto, tendremos la posibilidad de ir consiguiendo diferentes habilidades sobrehumanas. La primera que la agencia nos enseña a usar es de las más útiles: visión aumentada para los lugares oscuros, es decir, nuestros ojos se convierten en dos linternas.
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Éstas son las habilidades sobrehumanas,
las cuales se usan con los botones «F» |
Dichas habilidades se mejoran a gusto del jugador a medida que se encuentran los objetos necesarios; además de ellas también hay aptitudes que mejoran con experiencia: medicina, electrónica, natación, informática, armas... Cada una tiene cuatro niveles: inexperto, capacitado, avanzado y experto. Es necesario subirlas de nivel con cuidado, porque no habrá suficientes puntos. Si andamos escasos de dinero, un nivel en informática para hackear cajeros automáticos no viene mal; pero quizá nos hubiese venido mejor un poco de electrónica para desconectar sistemas de seguridad. Todo depende de cómo sea tu estilo de juego. A mí me gusta buscar posiciones elevadas y disparar con un rifle de francotirador, por eso siempre gasto puntos en aumentar la aptitud correspondiente. Como habréis deducido, las misiones pueden lograrse de distintas maneras: esquivando a los enemigos y eliminando sólo a los imprescindibles; acuchillando por detrás a todo ser vivo...
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Los robots de seguridad son el enemigo más temible,
a menos, claro, que se tenga un lanzamisiles a mano |
El número de diálogos es enorme, y están traducidos al castellano con corrección —veréis alguna que otra falta; nada serio—. Incluso cuando estéis solos habrá que leer texto, porque un implante en la cabeza os permitirá recibir mensajes de UNATCO mientras pensáis si es necesario volarle la cabeza al terrorista de turno.
Durante las misiones es fácil toparse con humanos entecos afectados por «la muerte gris», o el hambre; no conviene subestimarlos, porque nunca se sabe quién puede poseer información relevante. Suele ocurrir, al entablar conversaciones con ellos, que se nos ofrezcan diferentes frases para escoger una respuesta, como en una aventura gráfica. Por supuesto, se trata de algo opcional, ya que hay libertad para obrar como uno quiera.
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El inventario no es muy grande, y es fácil
acumular objetos inservibles |
Como la munición escasea, es necesario ahorrar cada disparo, principalmente los del armamento pesado. Por si fuese poco, esos malditos terroristas aguantan lo suyo: un disparo de escopeta a bocajarro no es suficiente. Tal vez la debilidad de las armas sea el único aspecto conflictivo del juego. Menos mal que un disparo preciso en la cabeza significa la muerte en la mayoría de los casos. Yo uso la miniballesta de dardos tranquilizantes en las distancias cortas, la parte negativa es que los enemigos tardan varios segundos en quedarse inconscientes; la positiva, que sólo ocupa una casilla en el inventario. Hay que tener en cuenta el espacio que ocupa cada arma, porque ciertas municiones son más difíciles de hallar que otras.
La música cumple con su función de ambientar, y el
tema principal es de esos que se recuerdan durante bastante tiempo.
Aquel artículo del que hablaba al principio le dio unos setenta puntos... yo le habría dado más de noventa y cinco.
Deus Ex todavía es un juego perfectamente jugable y rejugable. Si nunca lo habéis probado, no sé a qué estáis esperando.