El libro de las ilusiones comienza presentándonos a David Zimmer, un escritor atormentado por la muerte de su esposa e hijos en un accidente de aviación. Poco a poco irá adentrándose en el abismo del alcohol y sesgará los estrechos lazos que le unían a sus amistades, aislándose en una casa remota; sin embargo, en medio de su desgracia descubre algo que consigue hacerle sonreír de nuevo: una comedia muda de Hector Mann. A partir de ese momento, decide escribir un libro sobre ese enigmático actor que desapareció sin dejar rastro al concluir sus últimas películas.
Cuando se habla de un libro de Auster, suelen mencionarse «las cajas chinas» como una analogía de la estructura, porque al autor le gusta introducir historias dentro de otras. Lo hace de una manera tan natural, que el lector puede que ni siquiera se percate de ello hasta pasadas unas cuantas páginas. Eso es reforzado con una prosa ágil que no usa guiones para los diálogos y se aleja de florituras superfluas; gracias a ella, los diferentes hilos narrativos pasan velozmente, entremezclándose a la perfección al tiempo que profundizan en las vidas de los personajes.
La novela es sencilla, aunque con un alto contenido adulto. Sin duda el nombre que más brilla es el de Hector, porque entre las descripciones de sus películas cargadas de referencias personales, la fama que derivó de éstas, y lo que aconteció después... podría decirse que se trata del motor que hace funcionar el engranaje de la trama. La cual cuenta con algunas sorpresas que, desde mi punto de vista, son predecibles a pesar de los esfuerzos de Auster por presentarlas inopinadamente. Un detalle sin importancia, porque el verdadero atractivo que incita a continuar reside en descubrir qué le pasó a Hector tras escabullirse.
No es lo que más me ha gustado de Auster, ya que prefiero La trilogía de Nueva York, y algunas partes me resultaron monótonas; no obstante, considero que El libro de las ilusiones es una novela notable que pocos se arrepentirán de adquirir. Dos hombres separados por el espacio y el tiempo: dos desconocidos que sufren por una tragedia que trocó sus vidas; aun así, se salvan mutuamente desde las primeras páginas, gracias a una sencilla sonrisa capaz de devolver las ganas de vivir, y a una admiración fuera de toda duda plasmada en la biografía de Hector Mann.
Cuando se habla de un libro de Auster, suelen mencionarse «las cajas chinas» como una analogía de la estructura, porque al autor le gusta introducir historias dentro de otras. Lo hace de una manera tan natural, que el lector puede que ni siquiera se percate de ello hasta pasadas unas cuantas páginas. Eso es reforzado con una prosa ágil que no usa guiones para los diálogos y se aleja de florituras superfluas; gracias a ella, los diferentes hilos narrativos pasan velozmente, entremezclándose a la perfección al tiempo que profundizan en las vidas de los personajes.
La novela es sencilla, aunque con un alto contenido adulto. Sin duda el nombre que más brilla es el de Hector, porque entre las descripciones de sus películas cargadas de referencias personales, la fama que derivó de éstas, y lo que aconteció después... podría decirse que se trata del motor que hace funcionar el engranaje de la trama. La cual cuenta con algunas sorpresas que, desde mi punto de vista, son predecibles a pesar de los esfuerzos de Auster por presentarlas inopinadamente. Un detalle sin importancia, porque el verdadero atractivo que incita a continuar reside en descubrir qué le pasó a Hector tras escabullirse.
No es lo que más me ha gustado de Auster, ya que prefiero La trilogía de Nueva York, y algunas partes me resultaron monótonas; no obstante, considero que El libro de las ilusiones es una novela notable que pocos se arrepentirán de adquirir. Dos hombres separados por el espacio y el tiempo: dos desconocidos que sufren por una tragedia que trocó sus vidas; aun así, se salvan mutuamente desde las primeras páginas, gracias a una sencilla sonrisa capaz de devolver las ganas de vivir, y a una admiración fuera de toda duda plasmada en la biografía de Hector Mann.
A mi me gustó también, aunque prefiero la noche del oráculo.
ResponderEliminarYo aún no leí "La noche del oráculo", a ver si me pongo con él. He leído la sinopsis y tiene buena pinta.
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