sábado, 5 de julio de 2014

La chica de ACNUR


El pasado viernes tuve un día de perros, pues todo lo que podía salir mal, salió mal. Para rematarlo, me pasó algo chocante cuando iba de camino a casa. Había comprado una novela de Palahniuk, Monstruos invisibles, y atravesaba la calle Corrida —es así como se llama, sí; no penséis mal—. Inopinadamente, una chica menuda que usaba gafas de pasta se colocó a mi lado. «Alegra esa carita», dijo. Al principio me sorprendí, porque era la segunda vez en mi vida que un extraño se acercaba para hablarme con familiaridad. Además, estaba pensando en cómo afrontar la fase final del último libro que escribo: se me han ocurrido tres caminos diferentes y no termino de decidir cuál escoger. 

Una vez que se me pasó el pasmo, supe sus intenciones y entonces me crecieron los colmillos. Veréis, si algo sabe hacer bien un escritor, es engañar. ¿No son las novelas mentiras colosales? Así que la pobre iba a sufrir por todos mis males pasados. Empecé preguntándole con amabilidad si se trataba de una cámara oculta, y luego maquiné un buen repertorio de frases cáusticas mientras me hacía el despistado. Sin embargo, no sé cómo, me vi en medio de una conversación friki... ¡Maldita sea! ¡La chica era maja! No se merecía ver, al menos no más de lo necesario, mi parte negativa. Me conformé con unas pocas falacias inocuas. 

Ah, pobre arañita, pensabas que habías atrapado a una mosca. Debo, eso sí, disculparme, ya que no fui capaz de evitar ser algo hosco. Comprendo la necesidad de sobrevivir, y sospecho que estas personas de ACNUR deben captar socios para librarse del despido, lo cual explica que un afable extraño se acerque, te sonría y desee charlar amistosamente. Recordé a aquellos siniestros niños-robot de la CF, los que se acercan a ti solicitando auxilio antes de acabar contigo; se me ha olvidado en qué película aparecen. No es que esté en contra de echarle una mano a los refugiados, faltaría más; pero hay otras maneras de pedir ayuda. Asaltar así la intimidad de los viandantes...

Qué gente se encuentra por la calle, eh. Pinta de informático, eh. Pues mi última frase, «Tienes un buen trabajo», era irónica, que lo sepas. Si no fueses tan maja... esta entrada sería muy diferente. 

9 comentarios:

  1. A mi suelen asaltarme los Mormones y los Testigos de Jeová, no se, debo d etener cara de creyente en algo.

    La pelicula se llama "Asesinos Cibernéticos" y creo que esta inspirada en un relato o novela de Philip K.Dick.
    Los Cyborgs asesinos con apariencia de niño inofensivo se denominaban: "Dave o David". Si no recuerdo mal. Hace mucho que vi la pelicula y ahora me apetece volver a verla.

    Un saludo.

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    1. Eran niños cibernéticos, cierto. Aun si hubiese pensado en esa palabra, no habría recordado el título: lo olvidé por completo. La peli es buena, eso sí.

      De Dick no estaría mal algo basado en Ubik, aunque ahí el cine lleva las de perder: no van a superar la novela, como pasó con Blade Runner.

      Un saludo, Garviel.

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    2. Me gusta un montón esa peli :).

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  2. Un día me asaltaron los testigos de Jeová por la calle. Intenté hacerme pasar por ateo, para que me dejaran en paz. Fue peor...Casi dos horas después, conseguí mantener mi independencia religiosa...

    Y sí, la calle Corrida es propicia a asaltos como este.

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    1. Fue una mala decisión: a ésos les encanta debatir con incrédulos. Unos lo hacen por inseguridad, otros, por defender sus inestimables convicciones divinas. Aunque si hubieses sido sincero, también te habrían entretenido un buen rato. Yo lo que hago es fingir que llego tarde a una reunión importantísima, me convierto en el conejo blanco.

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  3. Ja,ja, buen símil con los robots-niño. La verdad, esto de las ONG se ha convertido en otra cosa de lo que fue. ¿Hasta que punto es lícito, para una empresa moral en teoría, usar las técnicas de ventas de un vendedor de coches de segunda mano? ¿Y proclamar la pandemia con la gripe A? ¿Y esas sedes que tienen que parecen las sedes de IBM?
    Y encima era maja. Probablemente por eso la escogieron.... Saludos.

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    1. Maja y eficazmente preparada: desde el primer momento quiso saber a qué me dedico, es decir, cuánto dinero poseo. Quiso saberlo, además, disfrazándolo de juego, intentando adivinarlo. Yo, por supuesto, me hice de rogar. Luego improvisé una historia falsa. ¿Por qué debo contarle mis intimidades a un desconocido?

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  4. Yo les suelo decir:
    "Mira, yo creo que esto debería realizarlo el estado, y mientras el estado no lo hace, los colectivos sociales y movimientos ciudadanos. Si tú cobras un sueldo no eres una voluntaria, eres una comercial, y tu actividad no me parece pública ni lícita. ¿Por qué una organización que busca dinero para fines no lucrativos lo malgasta en comerciales? Y, si la ONG necesita comerciales, ¿no será que algo está haciendo mal, o demasiado bien, pero para sí misma?".
    Pero ellas qué te van a decir, si se están pateando la ciudad para sacarse cuatro perras. Si seguramente pensarán lo mismo, pero además con conocimiento de causa...

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    1. Los jóvenes recién licenciados y en paro son un suculento caramelo. Cada entidad saca provecho a su manera: en Estados Unidos, por ejemplo, ¿dónde colocan los carteles militares? ¿En colegios prestigiosos? Pues no, los colocan allí donde existe un alto índice de fracaso. El sistema necesita esos fracasos para cubrir determinados puestos.

      Lo saben perfectamente, claro; pero cuando hace falta un elemento imaginario al que le hemos dado suprema importancia, la abnegación resulta más fácil de lograr.

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