jueves, 12 de junio de 2014

Política



Hay quien prefiere no meterse en estos temas, ya que tiene miedo a lo que puedan pensar de él, y no faltan lectores dispuestos a huir cuando un autor expone ciertas ideas extraliterarias —¡escribe y calla!—. En mi caso, prefiero hablar de otras cosas porque la política me resulta deprimente. Mostraré aquí por qué, pero tened en cuenta que ni estoy en posesión de la verdad absoluta, ni es mi voluntad adoctrinar a nadie, incluso puedo cambiar de parecer en el futuro. Y considero necesario recordar que la palabra «misántropo» figura en mi descripción: no soy un santo.

Pienso que las ideologías son una de las herramientas para controlar a las masas, y los políticos, muy conscientes de esto, fomentan el odio con la intención de aumentar los votos. En España, generalizando, no se vota a quien uno cree que lo hará mejor, sino a su bando, a los suyos, pues el otro lado está compuesto por enemigos. Si tenemos eso en cuenta, cobran más sentido las actitudes ofensivas que se han visto recientemente, ¿verdad? Tal vez los políticos no sean tan tontos como se cree; sin embargo, el uso del odio no es una idea óptima, porque el ciudadano merece que su voto nazca de mejores sentimientos. Además, ¿qué clase de sociedad es la que se dirige así, con trápalas haciendo el ganso?

No es de extrañar que Pablo Iglesias, alumno aventajado de Maquiavelo, haya logrado meterles una pizca de zozobra; aunque dudo —quizá me equivoque, claro— que llege más lejos.

El panorama es desolador: cada cual defiende a sus políticos cuando dicen una u otra barbaridad, y, mientras tanto, los ciudadanos son sometidos a una presión insoportable que aguantan estoicamente: algunos hasta han preferido suicidarse antes que reaccionar con violencia. Todo esto sucede al tiempo que unos pocos viven en un mundo maravilloso, ajenos a cuanto les rodea; después, si se presenta la situación, le dan la mano a esos simpáticos dictadores que, oye, no son tan malos cuando estás de su parte. ¿Cómo? ¿Que el dictator asesina gente, dices? Eso es una falacia, hombre: conmigo se porta de fábula. 

Ahora bien, los políticos no son alienígenas. Muchos de abajo creen que ellos lo harían estupendamente, que no meterían sus manos en el dinero público; mas caen en el engaño del no yo, porque el ser humano suele verse a sí mismo mejor de lo que es. ¿Y dónde están ésos que veían en Rajoy a un mesías salvador? ¿Se han ido a Narnia? ¿Volverán a creer en otro mesías?

Si has venido aquí buscando un mensaje de esperanza, lo siento. Yo he perdido la fe en la humanidad hace bastantes años, y tengo que luchar día a día para no caer en la indiferencia. Algo «positivo», o al menos «gracioso», sí diré: cuando todo vuelva a ir favorablemente y los necesitados sean una clara minoría, acabarán las quejas; cada uno estará en su casita, viendo telebasura, y los políticos como Cañete —es el primero que se me vino a la cabeza— no tendrán tanta necesidad de hacer el ridículo para que sus colegas, los del otro lado, tengan más votos; o eso prefiero creer, ya que si Cañete es auténtico, entonces la realidad es peor de lo que imaginaba. 

Sé que hay héroes luchando, independientemente de que haya vacas flacas o no, por un sistema superior a éste, lo cual es posible, o defendiendo al ciudadano que lo necesite mientras les llueven insultos; pero son la excepción que confirma la norma. Me alegraría estar equivocado, por supuesto.

2 comentarios:

  1. "cuando todo vuelva a ir favorablemente y los necesitados sean una clara minoría, acabarán las quejas; cada uno estará en su casita, viendo telebasura[...]"

    Deprimente y posible.

    Eso pasó hace nada. Había un millón de pobres, pero bah, era solo un millón, mientras que la mayoría estaba muy a gusto en esa nube de la "clase media" (como si eso existiese). Pero hay que pensar, por otro lado, que nunca se demandó con tanta claridad una auténtica transición a la democracia y nunca en todo el régimen post franquista ha habido un gobierno tan dictatorial como el de Rajoy (criminalización de la huelga, la manifestación, la reunión y la lucha social, censura de redes sociales, captura de periódicos y medios de comunicación, purga y control de las televisiones públicas, abolición de derechos laborales y control sobre los sistemas legal y judicial,...) incumpliendo repetidamente una constitución que ya de por sí era papel mojado.

    Así que hay dos razones, creo, por las que podría no cumplirse ese futuro que comentas. Primero: para eso las condiciones de vida tienen que mejorar mucho y de manera muy profunda, pero sobre todo de manera muy rápida, antes de las generales, mientras que ahora la patronal propone una nueva reforma laboral a la baja, el banco central europeo sigue exprimiendo y ni siquiera un intento barato de adoptar dos o tres medidas sociales por parte de la coalición PPSOEyD arreglarían una situación como la actual. Y segundo: una encuesta electoral exclusivamente entre internautas menores de cuarenta años daría muchas pistas sobre el futuro a medio plazo en nuestro país. La generación de los ni-ni, la generación a la que se señalaba como a la de los "vagos" para ocultar los primeros indicios de la depresión económica, es en realidad la generación más formada de la historia reciente de este país, la generación con acceso a mayor información y con mayor capacidad de pensamiento crítico.

    Cuando una nación bien formada, inteligente, con la capacidad de sacrificio que da el sufrimiento y la legitimidad y la unión que da la opresión, prueba el sabor de la libertad, la igualdad y la justicia, y eso está pasando cada día, en cada acción social, en cada movilización y en cada paso más hacia el proceso constituyente, no hay quien la pare. Lo saben. Y ese miedo les hace dar demasiados pasos en palso... de los que hace tiempo que no pueden permitirse.

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    1. Ya no me acordaba de los ni-ni. Un método interesante para ningunear a los jóvenes que no encuentran trabajo: ¿no trabajas? Eres un ni-ni. El paro es culpa tuya porque no quieres trabajar. ¡Y hay gente que se lo tragó! Como se tragaron eso de «perroflautas». Esto de poner denominaciones a colectivos desfavorecidos no es nuevo, pero funciona.

      No sé, Pedro, es posible que mi visión de la realidad esté distorsionada, porque yo lo veo todo mal. A mí en estas cuestiones es mejor ignorarme, supongo. Incluso si aparece un atisbo de lucidez, estoy convencido de que será eliminado; el poder está en otra parte y quiere mucho a su silla. Además, si no arraigan esos cambios morales que has mencionado, todo volverá a empezar de nuevo.

      Ahora mismo el ojo de Sauron mira hacia el mundial y no ve otra cosa; así que Frodo y sus amigos hacen lo que quieren en Mordor.

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