jueves, 8 de mayo de 2014

El temor de un hombre sabio

Esta imagen me recuerda a algo...
Después de revolucionar al fandom del fantástico con El nombre del viento, Rothfuss provocó una enorme expectación: los que supieron apreciar las virtudes de su obra querían más, deseaban saber cómo va a arreglárselas nuestro amigo Kvothe para combatir a los temidos Chandrian. Éstos son unos oponentes formidables, y derrotarlos no está al alcance de cualquiera; a Kvothe aún le quedaba muchísimo recorrido.

Sí, era un personaje con una inteligencia excepcional, y la universidad le proveyó de conocimientos útiles; mas eso no bastaba, porque a los Chandrian no los destruiría un joven con unas pocas nociones de magia. Necesitaba otro tipo de artes y avanzar en la nominación, aprender a pedirle ayuda al viento cuando lo necesitase. Imagino que fue fácil, publicada esa pose marcial, vaticinar por dónde irían los tiros.

¡Ah!, a esto me recordaba
Dejémoslo en que el Kvothe de esta novela va a ser muy combativo. No añadiré nada porque hacerlo es moverse por terreno minado: podría desvelar, sin pretenderlo, algo que el lector debe descubrir en el libro, no aquí. Ésa es la razón de que no escribiese una pequeña sinopsis de la trama durante la reseña anterior. Tampoco lo haré ahora.

Lo que sí puedo decir es que El temor de un hombre sabio tarda en arrancar, porque su comienzo entronca, evidentemente, con la fase más bonancible de la primera novela, la que tanto disgustó a los ávidos de acción, vísceras y explosiones varias —¿llegarían a, ejem, esa parte que se desarrolla en Trebon?—. A pesar de que el inicio es lento porque Rothfuss dilata bastante las escenas, sirve como recordatorio de situaciones y personajes. Además, la prosa es liviana casi todo el tiempo; así que se lee con rapidez. El tamaño del libro amedrenta, pero su cuantioso número de páginas no impide que la mayoría lo acabe en sólo una o dos semanas.

Graciosa ilustración de los
Chandrian
Tampoco hay que preocuparse por aquello del «protagonista demasiado perfecto que cae mal», pues Rothfuss soluciona ese problema dándole algunas limitaciones, y ahora Kvothe no debería ser tan irritante. ¿Cuándo haría los ajustes? ¿Antes o después de leer los comentarios del primer volumen? A mí el protagonista siempre me gustó; pero alguien cercano a él, Denna, me da la sensación de que es un personaje comodín: «Vaya, no sé cómo seguir... ¡Ya está! ¡Haré que Denna aparezca por casualidad!». Habrá que esperar a la tercera entrega para saber si realmente le da ese uso, o existe algún secreto detrás de esos afortunados encuentros...

La crónica va por buen camino, aunque aún es demasiado pronto para afirmar que se convertirá en un clásico: tendrá, entre otras cosas, que satisfacer al público con un final impresionante, y aun así... habrá que dejarle la decisión final a Chronos, el crítico más importante de la literatura.

Por cierto, suele darse por hecho que va a ser una trilogía. Yo apuesto a que se quedará, como poco, en tetralogía.

7 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Se ve que al ilustrador le gusta Star Wars. :D A mí las nuevas me dan repelús, sinceramente.

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    2. ¿Los episodios 1 a 3? Si ya esas no te hacen gracia, espera a lo que se nos viene encima... xD

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    3. Si el director es Abrams y los guionistas son buenos, quizá el resultado sea decente. Yo creo que serán mejores que las últimas... porque no es difícil hacer algo mejor que esos engendros.

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    4. Ojalá tengas razón. A mí me ha gustado el Star Trek de Abrams...

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  2. Bueno, tienes una mejor opinión de lo que esperaba... A mí me sobraron unas cuantas cosillas en este segundo volumen, aunque ardo en deseos de seguir con el tercero... que yo si pienso será el último..

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    1. Sobran cosas, sobran; a veces el autor puede desesperar un poco. De todas formas, no tiene tanto relleno como otras obras que he leído.

      El tercero debería ser el último, según me han dicho; pero es posible que quieran sacar más dinero, y una vez que se termine la crónica, queda la parte del «posadero». A ver qué pasa.

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