lunes, 19 de mayo de 2014

El corsario negro

¡Adelante, hombres del mar!
Hoy la calle Baker se llena de ron y filibusteros, cañones y asaltos sanguinarios; ¡Sherlock está que trina!, ¡ha tenido que recibir a varios marinos en su casa! 

Como parece que a Salgari se le está leyendo cada vez menos, voy a dejar aquí una ínfima aportación para que no caiga en el olvido, porque eso sería una tragedia: las nuevas generaciones merecen recorrer estas aventuras. Ya en mi época, sustituido por otros escritores, no se le conocía demasiado. De hecho, debo admitir que yo prefería historias diferentes; la caza del crimen me gustaba más que los viajes repletos de trifulcas enconadas. Lo único que leí de este autor es El corsario negro, estupendo libro que me habría gustado tener en la juventud. ¿Quién sabe?, si hubiera preferido a Salgari en vez de a Doyle, quizá ahora el blog sería muy distinto... Habrá que viajar al pasado y descubrirlo. Que nadie se alarme si esto se transforma en una jungla o un mar embravecido. 

El corsario negro dirigiendo su nave, El
Rayo, a través de la tormenta
El corsario negro es la primera novela del ciclo Piratas de las Antillas, compuesto por cinco volúmenes. En ellos se narran las aventuras de un caballero que busca vengar la muerte de su familia; para realizar esa empresa cuenta con un barco veloz, una fiel tripulación y varios amigos audaces, también piratas. Se llama Emilio, como su creador, y tiene un atuendo fúnebre que atemoriza a los enemigos. A lo largo de la novela, se las verá con tenaces españoles, feroces indios, animales salvajes...; pero él, impelido por la venganza, no se detendrá ante nada: sus hermanos muertos han de ser resarcidos.

Salgari es un escritor valiente, igual que sus personajes —leed la aciaga biografía—, y transmite ese valor a las obras que crea. No necesito ahondar más en su trabajo para saberlo. Hablamos de alguien que no temía batirse en duelo, o hacerse el seppuku.

¡Comed metralla, españoles!
Tras la lectura de esta obra, mi interés por Salgari ha crecido desmesuradamente, y pienso hacerme con toda la colección. Tiene un estilo algo descuidado, fruto de no repasar lo necesario; mas eso se subsana con la visceralidad, el intenso romanticismo que desprenden sus letras.

Malditos sean Salgari y el corsario negro: me han hecho soñar con una época apasionante que, me atrevería a decir, es más divertida que la plúmbea actualidad, donde todo lo que ocurre ha ocurrido ya en otros tiempos, aunque cambie el decorado. Debe ser magnífica la experiencia de encontrarse fuera del escenario, navegar bajo una bandera de libertad sin temer a la muerte. Pienso en capitanes como Nemo y Harlock, que juegan siguiendo sus propias reglas, son dueños de sí mismos y no se inclinan ante nadie. He de repetirlo: malditos sean Salgari y el corsario negro.

4 comentarios:

  1. Yo de niño era más de Verne, pero también leí algunas novelas de Salgari, creo recordar que un par de Sandokán. Alguna vez debería releer esos libros, a ver cómo han envejecido...

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    1. Pues ya leíste más libros de Salgari que yo xD. Las relecturas son peligrosas porque el tiempo nos cambia; lo que gustó en el pasado, puede decepcionar en el presente. Por mi parte, puedo decir que Doyle envejece bien.

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  2. Pues no solo Salgari, también se están olvidando los jóvenes de Verne, Defoe, Wells, Burroughs... sustituidos por los crepúsculos de los juegos del hambre y esas cosas... Una pena.
    ¿Qué mejor que leer a Salgari y luego recrearlo con el barco pirata de playmobil? Viejo, me llamarán unos. Vieja escuela, dirán otros...

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    1. De los Juegos del hambre no sé nada, pero Crepúsculo... qué rancias y perniciosas son esas fantasías vampíricas, y pensar que yo antes las defendía: «Así al menos leen algo». Cómo me arrepentí tras descubrir de qué iba el todo asunto.

      Yo te llamaría suertudo, más que otra cosa.

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