lunes, 13 de enero de 2014

Los perros de Riga

Tanta literalidad abruma, pero esta
cubierta es preferible a la siguiente...
Después de Asesinos sin rostro, cuya reseña está por aquí, Wallander regresa en Los perros de Riga. Evidentemente, se trata de una continuación que entronca con lo anterior, y no es aconsejable leerla sin saber qué acontecimientos previos han dejado sus marcas en la trama; sobre todo porque uno en concreto es un spoiler tan grande como el Empire State. Hay algo positivo en esto: tener los cimientos asentados significa que Mankell ya no necesita darle profundidad a su querido inspector, ergo, puede centrarse en lo que más interesa: la investigación.

Con Los perros de Riga, Mankell se superó como autor, porque ofreció una trama más sólida; más enfocada a crear incógnitas cautivadoras y momentos de tensión. Se percibe, durante la mayor parte de la obra, una amenaza mortal que pende sobre Kurt Wallander; ésta le provoca miedo, desazón. Nunca antes había sentido tan cerca la vaharada de la muerte.

Aquí está, amigos, aquí está la peor
  cubierta que se ha visto en este
humilde blog. Aún tengo pesadillas
con ella, y ahora también tú
Wallander tendrá que desenvolverse en un entorno desconocido para él: Riga, la capital de un país convulsionado por una dolorosa transición. En ese sitio «apacible» deberá investigar la muerte de dos letones que llegaron a Suecia en un bote salvavidas.

El nuevo escenario que dibuja Mankell está lleno de conciliábulos, secretos, falacias, espionaje. Los cambios no le gustan a todo el mundo, y no falta quien quiere frenarlos. Wallander se verá entre dos frentes, perseguido por los «perros», sombras ubicuas que le observan allí donde va. ¿Por qué su visita despierta tanto interés? ¿Habrá algo grande detrás de toda esa vigilancia exhaustiva? ¿Quiénes son sus enemigos? Independientemente de cuáles sean las respuestas, sabe que un paso en falso puede significar el final. Letonia no es como su cómoda ciudad de Suecia, Ystad, donde, la mayor parte del tiempo, sólo ha de enfrentarse a borrachos y alborotadores.

Esta otra, en cambio, es fabulosa
No garantizo que este título, cercano a las novelas de espías, te guste tanto como la primera novela. Cuestión de gustos. Aunque no se parezca a otras historias de Wallander, el estilo de Mankell está ahí: la prosa es sencilla; el ritmo, rápido; los giros, sorprendentes. A mí ha llegado a divertirme más que Asesinos sin rostro. Hubo momentos que me recordaron a Myst, el afamado juego de PC, porque se le da al lector la posibilidad de adivinar quién es el malo entre dos posibles opciones.

Estoy convencido de que mi colega, Sherlock, habría resuelto esos casos en un santiamén; pero lo genial de Wallander es que, aun con su gran sagacidad, se trata de alguien que necesita tomarse su tiempo, no un cyborg sin habilidades sociales que lo ve todo como si fuese un mero juego, un puzle... Creo que debo huir antes de que Holmes lea esto. Voy a viajar al futuro y buscaré a Wallander; quizá me deje acompañarlo en sus aventuras. 

4 comentarios:

  1. Qué portada más... ejem... más... esto... en fin, disfruté mucho con el anterior, así que tarde o temprano leeré este. Menos mal que estáis Salci y tú para no dejarme enclaustrado en mi ciencia ficción jeje.

    P.D.: Huy, lo que ha dicho de Holmes... xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo todavía intento entender por qué escogieron esa imagen. Desde luego, si así son los perros que persiguen a Wallander, entiendo de sobra su terror xD

      Holmes mejor que se vaya a fumar opio y me deje tranquilo. :P

      Eliminar
  2. Una vez acabe con Bernie Gunther, Wallander es el siguiente de la lista...
    Creo que hay una serie de TV, también... ¿tiene algo que ver Kenneth Brannagh?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, hay una serie con ese actor interpretando a Wallander. No puedo decirte mucho de ella porque casi no la he visto. Sinceramente, me da mala espina, pero sólo es un prejuicio.

      Eliminar