viernes, 17 de mayo de 2013

El fugitivo

El futuro también puede ser desolador
«Antes era más rápido. Tengo un libro (El fugitivo) escrito en una semana». Eso dice el señor King en Mientras escribo. No sé si será cierto..., si lo es... me parece indiscutible que este autor posee una genialidad que se sale de lo común, porque la obra es atractiva e interesante a pesar de sus fallos.

Sí, tiene algunos errores que cometió, posiblemente, debido a su juventud —supongo que la escribió antes del 82, año en que se publicó— y al ritmo frenético que debió de usar; pero el resultado es magnífico, rabia en estado puro. Quizá usase el pseudónimo para descargar ese sentimiento sin tener que dar explicaciones después, aunque le salió el tiro por la culata: su nombre real apareció en los formularios del registro de propiedad. Lo cierto es que la novela no parece tan comercial como otras que ha escrito, pues se trata de una historia trágica desarrollada en un ambiente distópico. Nada que ver con la conocida fórmula que le llevó al éxito.

¿La película? Entretenida. No se parece
casi nada al libro, que es mucho mejor

King prepara el terreno con una dilatada separación entre dos clases: los ricos que se pegan la gran vida en unos pocos enclaves herméticos, y los pobres que malviven dentro de zonas altamente contaminadas. Esta enorme dicotomía se mantiene, en parte, por la adicción que produce el Libre-Visor, aparato que le brinda al lumpen la posibilidad de ganarse unos billetes. ¿Te has quedado sin trabajo? ¿Tu mujer tiene que prostituirse para comprarle medicinas a vuestro hijo enfermo? ¡No hay problema! Participa en uno de nuestros maravillosos concursos: Caminando hacia los billetes, Bañe al cocodrilo... Puede que la suerte te acompañe y seas uno de los elegidos para El fugitivo, donde tendrás que recorrer las ciudades escapando de nuestros cazadores. Diversión y espectáculo a raudales, amigo.

La crítica principal es evidente, ¿no? King hace una parodia macabra del circo televisivo. Podría citar algunos programas del mundo real, pero estoy seguro de que tú, lector de este blog, los conoces de sobra. Son ésos que harían cualquier cosa para acrecentar su audiencia; ésos que anulan o desvían el pensamiento. ¡Las hormigas no deben pensar, deben trabajar y quitarse de en medio si no sirven!

Pues prefiero la portada patria antes
que ésta. ¿No es un poco sosa?
«Cuando estuvo cerca del edificio de la cadena, éste fue haciéndose más y más alto, casi inconcebiblemente elevado, con sus hileras impersonales de innumerables ventanas, cada una de las cuales pertenecía a un despacho». «La Libre-Visión era el pan de cada día, la materia de la que se componían los sueños». Acompañando a Ben Richards en su huida desesperada, puede conocerse una sociedad terrible que, hasta cierto punto, recuerda a la nuestra. Las similitudes están ahí para el que las quiera ver.

Pondré, por si alguien tiene curiosidad, uno de los fallos que he visto: «Si tiene narices, aquí es donde todo termina», piensa Ben en la página 205; «Tiene usted narices», dice un tipo en la siguiente. Cuando un personaje tiene en su diálogo palabras que otro se limitó a pensar, estamos ante un grave caso de telepatía. Con todo, ésta y otras «curiosidades» no son suficientes para arruinar la obra. Ningún seguidor de Stephen King o de la ciencia ficción debería perdérsela. 

4 comentarios:

  1. Tengo ganas de leer Mientras escribo, pero esta novela no la conocía. Otra más a la pila de pendientes. :D

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    1. «Mientras escribo», qué libro más bueno.

      «Mi madre conocía mis pretensiones de ser escritor (¿y cómo no, con tantas notas de rechazo en el clavo de la pared de mi habitación?)».

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  2. Esta la he leido, no es de las que más me gustó del maestro Stephen

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    1. A mí sí que me gustó mucho, aunque no tanto como "Desesperación" o "La larga Marcha".

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