sábado, 8 de diciembre de 2012

Dwarf Fortress


Es complicado encontrar un buen juego de gestión, pero existen, creedme, y uno de ellos es Dwarf Fortress. Básicamente consiste en construir una fortaleza enana y defenderla de los continuos asedios que se irán produciendo según pasan los años. Parece fácil, ¿verdad? Pues no os confiéis, porque es uno de los proyectos lúdicos más ambiciosos que he visto. El creador, Tarn Adams, lleva diez años desarrollándolo, nada menos. Y aún añade actualizaciones de vez en cuando. Pensad detenidamente en el nivel de detalle que tendrá... ¿ya?, ahora multiplicadlo por cien. Si queréis adentraros en Dwarf Fortress, necesitaréis días —no es broma, días— sólo para aprender las bases. 

Ahora vamos con la parte que menos me gusta: los gráficos. Lo primero que se suele decir al verlos es ¡what the fuck...!

Que sí, que te creo, eso es una invasión goblin, está claro...

¡Que no cunda el pánico! Hay varios modificadores que los mejoran una barbaridad. Un ejemplo: 


¡Santos retrúecanos!, esto ya es otra cosa

Vale, siguen siendo bastante simplones. Quizá creas que Dwarf Fortress puede funcionar sin problemas en cualquier PC; cuidado, es muy engañoso. Algunos procesadores de doble núcleo sufren cuando la población enanil llega a noventa —el máximo por defecto es doscientos, pero pueden ser los que tú quieras—. El mío, un Pentium IV con 4 GB de RAM, se ralentiza un poco al llegar a sesenta. Todo esto se debe, supongo, a que el juego maneja mucha información. La buena noticia es que no hace falta tener una barbaridad de enanos para jugar. ¿Sigues interesado después de ver los gráficos? ¿Quieres diseñar tu propia fortaleza enana con puentes retráctiles y fosos donde los goblins sean arrojados al magma? Entonces continuemos.

Debes tener en cuenta que el lema aquí es Losing is fun. A menos que seas un jugador experimentado... vas a perder. Tu fortaleza, la misma que tantas horas te ha llevado construir, se va a escacharrar de una forma u otra, acéptalo. Hay una enorme cantidad de maneras diferentes de que eso ocurra. Quizá seas muy ambicioso al cavar y agujerees la guarida de un demonio cascarrabias, o inundes todo al intentar construir un pozo; o sea, que puedes ser tú mismo el culpable de la destrucción. Pero también la mala suerte hace de las suyas: enanos vampiro que esconden su identidad, goblins que roban niños, elfos enfadados porque les has vendido madera... (¿a quién se le ocurre venderles madera?, a mí, cómo no).

En el siguiente diagrama se muestra la curva de aprendizaje que tiene Dwarf fortress

Sencillo, ¿a que sí?

Tal vez os estéis preguntando por qué un juego tan complejo es capaz de levantar toda esa pasión entre los aficionados. Se debe a la profundidad, una profundidad que le da a cada fortaleza su propia historia. Si buscáis un poco por la red, leeréis épicas y trágicas historias enaniles basadas en partidas de Dwarf Fortress. También hay varios tutoriales en español. Esto es importante: empezad con un tutorial, si no lo hacéis es posible que la experiencia sea negativa. Yo me atreví a intentarlo por mí mismo, sin leer nada antes, y casi pierdo la poca cordura que aún conservo.

¿He dicho que es gratuito? Probadlo sin miedo siempre y cuando os guste construir y gestionar. Una compañía que se llama Paradox ha intentado sacar un sucedáneo, pero le ha salido el tiro por la culata: A game of Dwarves no da la talla a pesar de sus bonitos gráficos. Personalmente me he llevado una decepción porque esperaba más de Paradox, los del gran Europa Universalis III. Menos mal que el señor Tarn Adams nos ha dado algo que el mercado no puede ofrecer. Nada de crear un macroejército y arrasarlo todo, nada de construir una gigantesca ciudad para destruirla después, aburridos, con ovnis; cuando te pongas al frente de esos enanos desamparados, sabrás lo que es un reto.

En Punta de lanza, buen foro de wargames, un usuario recopiló el excelente tutorial de Haplo en un PDF (gracias, Haplo, nunca me he registrado en ese foro, no te conozco; pero encontré el tutorial de casualidad y me ha resultado inestimable).

Ojalá DF os dé tantos buenos ratos como a mí. 

4 comentarios:

  1. Buf, recuerdo que intenté jugar y me rendí a las pocas horas. Complicado es poco jeje.

    Aun así, sospecho que si le diese el tiempo suficiente sería un juego que me gustaría. Tal vez en otra ocasión...

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    1. Normal que te rindas, es difícil de narices, pero luego se convierte en un vicio. Es necesario echarle horas. Aunque yo estos días sólo he jugado a DF, me queda mucho por aprender porque no puedo dedicarle más de una hora diaria.

      Ahora mismo acabo de construir «la habitación de la risa»; consiste en una estancia que se inunda cuando los invasores entran en ella. :D A ver si puedo hacerlo con lava...

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  2. No había oído hablar de él, me ha encantado el gráfico de la curva de aprendizaje.

    Desgraciadamente no dispongo del tiempo suficiente para afrontar el reto de aprender a jugar a un juego así...

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    1. Alguno dice que hay que estar loco para jugar a DF xD. Es cierto lo del tiempo, pero puedes ir poco a poco, como yo. Lo malo es que a lo mejor tendrías que dedicarte sólo a DF y sacrificar tiempo para otros juegos.

      Encontré unos videotutoriales muy chulos:

      http://www.youtube.com/watch?v=A0xLzjI8Now

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