martes, 20 de noviembre de 2012

Sinuhé, el egipcio

Cubierta del libro editado en
los lejanos setenta
Hay quien afirma que Mika Waltari engendró la mejor novela jamás escrita: Sinuhé, el egipcio. Yo no llego a tanto. Cambiaría el principio de la oración por «una de las mejores», que no es poco. Sólo dos libros han conseguido hacerme trasnochar para descubrir cómo sigue la trama; uno de ellos es éste, porque además de tener un dominio absoluto sobre cómo mantener vivo el interés, Waltari abre una puerta a una antigua civilización donde los humanos sufren problemas muy similares a los de hoy: gobernantes ineptos, corrupción, pobreza. La lectura puede ser desalentadora cuando el autor arranca con saña nuestras imperfecciones y nos las arroja al rostro.

«Mientras el hombre sea hombre, mientras existan el deseo de poseer, la pasión, el temor y el odio, mientras haya gente de color diferente, lenguas y pueblos diversos, el rico será rico y el pobre, pobre, y el fuerte dominará al débil y el astuto dominará al fuerte». 

Seguro que Tales de Mileto anda por
ahí detrás, midiendo sombras
Esta obra, que se sostiene en diez largos años de documentación histórica, está narrada en primera persona por Sinuhé, un hábil médico viajero al que incluso los poderosos le piden ayuda. Su esclavo, Kaptah, es un carismático embustero que se ve en la obligación de combatir contra la ingenuidad del amo, aunque éste le doblegue a bastonazos. Aun con la ayuda de Kaptah, la decadente Tebas no es lugar para alguien como Sinuhé, y pronto se ven en la necesidad de irse, de emprender un periplo que los llevará a Creta, Babilonia... Sinuhé incrementa así sus conocimientos, pero en cada uno de esos lugares existen tradiciones peligrosas que le pondrán en apuros.

Lo que tenemos aquí es una novela rauda, precisa y colmada de situaciones diferentes. Abrirla supone perder el contacto con la realidad para visitar el antiguo Egipto, como si fuese un auténtico viaje temporal.

Vana pose hierática; eran otros tiempos
Al jugar con la idea de que los humanos, en el fondo, no cambian, las injusticias tienen una presencia importante, y el peso de la desazón es afanoso si se acumula más de lo soportable. El propio Waltari explica en este párrafo qué se proponía cuando escribió Sinuhé: «Pero cuando escribo sobre el pasado, me estoy refiriendo al presente. Los mismos problemas surgen en todas las épocas en las que hago vivir a mis personajes. Busco los tiempos que tienen más puntos de contacto con nuestra época. Si mi Sinuhé ha tenido tanto éxito, es porque los problemas que allí se plantean son los mismos que tenemos que resolver diariamente. Nunca idealizo a mis personajes, pues son hombres débiles como la mayoría de nosotros. El lector se encuentra reflejado en ellos». Estas palabras son ciertas, y añadiría que el autor —un hombre que rechazó la teología para profundizar en la filosofía—, gozaba de un amplio conocimiento de la humanidad.

Vaticino que, como poco, no os decepcionará; así que no temáis adentraros en sus páginas.

Waltari y su fiel confidente

8 comentarios:

  1. Leí Sinuhé cuando era muy joven, quizá diecinueve años o así. Fué un libro magnífico entonces. He intentado leerlo ya de mayor, y no logré pasar de la página 20. Una decepción. Creo que en mi caso es un libro que perdurará en la memoria.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo, por si las moscas, no volveré a abrirlo; prefiero guardar un buen recuerdo de él. Sospecho que en una segunda lectura —en la que conozca la historia y ya no me atrape tanto—, me fijaré más en los defectos que en otra cosa, sobre todo en los de traducción.

      Eliminar
  2. Pues yo no lo he leido y desde luego me ha llamado mucho la atención tu post para que me anime a echarle una ojeada en alguna librería a ver si me decido a comprarlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Seguro que te gustará. Muchas de las situaciones que expone encajan a la perfección con la actualidad.

      Eliminar
  3. Lo leí años ha, en mi juventud, pero me quedó en el recuerdo como una de las mejores novelas que he leído. Gracias por recordármelo.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una de las pocas novelas que no me da miedo recomendar, aunque supongo que habrá a quien no le guste, jeje.

      Un saludo, Antonio.

      Eliminar
  4. Pues creía haberla leído de chaval, y recordando recordando resulta que lo que yo leí fue una serie de novelas sobre Ramsés II, de las que no recuerdo ni título ni autor (una pena, en su día no me parecieron malas aunque ahora vete a saber).

    Por cómo lo pones, lectura obligada. Intentaré hacerme con el libro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. De este título sí que te vas a acordar, te lo aseguro.

      Nos vemos en Tebas. :P

      Eliminar