jueves, 26 de enero de 2012

Salvado por Casiopea

Casiopea indicándole a Momo el buen camino
Me encontraba ante al ordenador escribiendo la entrada más visceral que os podáis imaginar, porque el Sr. Odio había invadido mi mente y sólo podía teclear expresiones lacerantes, descarnadas. Tras treinta minutos de autodestrucción —el odio, entre otras cosas, es autodestructivo, como demostró el capitán del Pequod—, únicamente me quedaba hacer clic en «publicar entrada»; pero fui detenido en el último segundo por unos golpecillos en la pierna, laxos y constantes. Era Casiopea, la tortuga. En su caparazón apareció una palabra rutilante que iluminó la habitación: Stop. Yo aun así no sabía qué hacer, una parte de mí quería publicar esa entrada, desahogarme y denunciar la pantomima, la falacia que gira en torno a un evento importante. Sin embargo, comprendí el porqué de esa aparición: la entrada era el primer peldaño de una escalera a la que no quiero subir, ya hay demasiada iniquidad en la atmósfera para permitir que también este sitio se infecte.

Quizá algún día esté preparado para hablar de ese tema sin dejarme llevar por sentimientos que nublen la justicia y objetividad necesarias. De momento prefiero olvidarlo y centrarme en lo que me corresponde; que cada uno haga con su vida lo que quiera.

A estas alturas os estaréis preguntando de qué hablaba en el artículo. Pienso que después de esto merecéis al menos una pista..., dejémoslo en que tiene relación con la entrada anterior:


Después de borrar el texto, Casiopea se esfumó en el aire; espero que haya sido la verdadera y no un producto de mi imaginación, porque no me gustaría terminar como el ingenioso hidalgo de la Mancha. Sea lo que sea, me ha salvado con su advertencia tan lacónica como efectiva, y se lo agradezco. Así que ya sabéis, si alguna vez os hace una visita a vosotros cuando os apartéis demasiado del camino, seguidla, seguro que os rescata del extravío.

Voy a tomarme unos días de reflexión y contarle todo esto a Momo. Nos vemos.

7 comentarios:

  1. Yo hubiera necesitado que Casiopea me hubiera visitado alguna vez que otra. Me hubiera venido bien.

    ResponderEliminar
  2. Je, je. Hay que saber controlarse. :)
    Que algo sea denunciable no es excusa para excederse y provocar daños colaterales. A ver si más adelante soy capaz de escribir sobre el tema con una completa objetividad.

    ResponderEliminar
  3. Sospecho que la entrada sería algo relacionado con SOPA o PIPA... Un tema bastante escabroso. Me gustaría oír la opinión que te merecen esas medidas.

    ResponderEliminar
  4. Pues fíjate que a mí me da en la nariz que no es cuestión de SOPAs, PIPAs, ni ACTAs... aunque solo son suposiciones mías (y la ilustración ayuda ^^).

    Estas cosas, las sucias, lo que tienen es que manchan, y además de manera indiscriminada. Con lo bonito que podría ser todo... (joer que cursis somos los de letras).

    ResponderEliminar
  5. Serac, sobre ese tema ya hay una buena entrada en «¿Qué piensa el tercer hombre?». Tienes un enlace en «otros blogs». Mi opinión es más o menos la misma. :) No tengo problemas para hablar sobre ello, así que quizá más adelante escriba una entrada. Un saludo.

    Pedro, la ilustración iba a encabezar la entrada, con eso no te digo nada y te lo digo todo.

    ResponderEliminar
  6. No tiene mucho que ver con el tema, pero me gusta cómo te expresas a la hora de escribir.

    ResponderEliminar
  7. Gracias, Paloma. Estoy más habituado a escribir relatos/novelas que artículos y a veces no sé si lo hago bien, porque son mundos diferentes. :)

    ResponderEliminar