viernes, 15 de octubre de 2010

La Regenta


Clásico español decimonónico, escrito por Clarín. Antes de nada quiero dejar clara mi disconformidad con los profesores que obligan a sus jóvenes alumnos a leer este libro, tal vez por falta de empatía porque lo que nos encanta a nosotros no tiene que ser necesariamente del agrado de los demás. Creo que esta novela debería leerse sin imposiciones; digo todo esto, porque he leído muchas veces por la red a gente lamentándose debido a que cuando tenían catorce años les obligaron a tragarse La Regenta a la fuerza, consiguiendo que la mitad de la clase no vuelva a coger un libro en el resto de su existencia. Yo tuve la fortuna de que me dejasen escoger mis lecturas, así que entre otras cosas, pude leer y disfrutar de esta novela que voy a defender a pesar de los muchos que la ven como un excelente somnífero. Intentaré como siempre eludir posibles "spoilers".

La Regenta adolece de ser demasiado descriptiva, algo que por otro lado es bastante común teniendo en cuenta la época en la que está escrita, sobre todo los primeros capítulos pueden echar atrás a más de uno; pero luego el ritmo y los diálogos aumentan. También tiene una sobrecarga de personajes, creando confusión en casi todos aquellos que se adentran en sus páginas; la solución es quedarse con los que son verdaderamente trascendentes y hacen rotar los engranajes del argumento. Una vez que consigues adentrarte en la historia y ser un habitante más de Vetusta (ciudad muy identificable con Oviedo), descubrirás el porqué de que esta obra sea tan estimada en España. Intentaron prohibirla por diversos motivos, quizá algunos curas se indigestaron con ciertos pasajes o las clases adineradas se rasgaron las vestiduras. Lo importante es que hoy la tenemos a nuestro alcance.

Básicamente trata sobre el clásico triángulo amoroso, alrededor de éste, girarán muchos personajes que en ocasiones se verán envueltos en situaciones hilarantes. Hasta aquí todo va bien, el barco empieza a zozobrar cuando uno de los protagonistas es un cura que muestra una pequeña lascivia por una mujer casada. No es de extrañar que la censura quisiese ocultar la historia. La minuciosidad con que Clarín describe el entorno y los personajes es exquisita, deleitándonos con cada pequeño detalle. Las clases altas son mostradas de una manera descarnada; verbigracia, un señor bien posicionado afirma que la sangre de los suyos es diferente a la del vulgo, debe ser que cuando le pinchan su sangre tiene la misma tonalidad que la del señor Spock. Pienso que el verdadero protagonista de La Regenta, no es otro que Vetusta, ciudad en la que se han aclimatado los malos modos de la hipocresía, el engaño, la manipulación, el desprecio etcétera. Cada vez que Clarín escribe "Vetusta", noto un sutil deje de ironía. Por otra parte, Ana, la mujer del viejo regente, demuestra unas dotes literarias que no puede desarrollar por el insignificante hecho de ser mujer.

No se me ocurre qué decir que no se haya dicho ya de una obra cumbre española. Yo no estoy afectado por ese chovinismo que recorre las venas de admiradores fanáticos, de hecho, he leído mucha más literatura foránea que propia; pero no puedo dejar de recomendar la lectura de La Regenta, teniendo claro lo que dije antes, las amplias descripciones hacen que su desarrollo sea lento, sobre todo en el comienzo.

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