Primera novela de Miguel Delibes; se publicó en 1948 y ganó el premio Nadal.
Escrita con un lenguaje exquisito, Delibes narra cómo la influencia pesimista de un tutor pesa sobre su alumno durante toda su vida. Consta de dos partes, la primera, que transcurre en Ávila, se desarrolla a través de la niñez del protagonista y en la segunda se cuentan los pormenores de su juventud, en la que se hace marinero para aislarse todo lo posible del mundo. La filosofía del profesor es diáfana: El que nada tiene, nada tiene que perder; ergo, la felicidad se halla cuando no se buscan sueños supuestamente inalcanzables, cuando no existe el riesgo de perder todo lo acumulado. Yo evidentemente no estoy del todo de acuerdo con esa idea, porque cada humano es distinto e inculcar ese pesimismo en un alumno puede ser un error. No se debe moldear de manera negativa una personalidad incipiente a nuestra voluntad.
Una novela ensombrecida por la presencia constante de la muerte, llena de languidez, pesar, personajes entrañables y descripciones minuciosas. Durante su lectura encontré algún momento predecible, el final por ejemplo; debido a ese pesimismo que lo rodea todo y que trasmite pensamientos negativos que te conducen hacia lo que ocurrirá. El título La sombra del ciprés es alargada aparecerá varias veces a lo largo de la novela, la primera vez que se menciona es cuando el amigo joven del protagonista, Alfredo, está en el cementerio con él y le comenta que si muriese, no le gustaría estar bajo el amparo de la delgada sombra de un ciprés, pues preferiría otro tipo de árbol con una sombra más acogedora. A pesar de todo, no es el libro más triste que ha caído en mis manos.
El director de cine Luis Alcoriza filmó una película basada en el libro durante 1990.
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